Viernes, 29 de julio de 2016 | Hoy
19:17
Opinión, por Oscar Laborde
En la campaña electoral del entonces candidato Mauricio Macri, prácticamente no hubo referencias a lo que se proponía en el tema de política exterior, solo algunas generalidades como “acercarse al mundo”. Pero después de su triunfo mostró el verdadero plan que llevaría adelante.
Primero, con la designación de Susana Malcorra como canciller. Conocida en el mundo diplomático por su nula experiencia en el tema de las relaciones exteriores, antes de su ingreso a las Naciones Unidas esta ingeniera electrónica venía del sector privado. En 2004 fue designada para encabezar el Programa Mundial de Alimentos, sin que mediara una solicitud de la Cancillería de su país. A poco de andar, se vio su dependencia con el Departamento de Estado norteamericano, incluso a través de las filtraciones de los Wikileaks, donde aparecen las órdenes que permanentemente le daba la embajadora norteamericana ante dicho organismo, Susan Rice.
Quedó claro, inmediatamente, la intención del gobierno argentino no sólo de distanciarse de la región sino de colaborar en el desmembramiento del Mercosur. Los gestos del presidente Macri fueron inequívocos: pedido de aplicar la carta democrática a Venezuela, que contempla incluso la separación del país acusado; ausencia en la cumbre de presidentes de la Celac; demora en el traspaso de la presidencia pro tempore del Mercosur a Venezuela; trabas al ingreso efectivo de Bolivia; falta de aporte absoluto a los diputados del Parlasur; todo sumado a la no presencia de dignatarios de la región en los festejos del Bicentenario de nuestra Independencia.
La integración regional construida en los últimos años, y que nos protegió de de los acontecimientos negativos que vivía el mundo, sufre el desinterés y la desatención del gobierno argentino, conviviendo, por otra parte, con permanentes elogios a la Alianza del Pacífico, a la cual Argentina ingresó como observador, participando el presidente Macri en su última Cumbre.
Además de esa actitud hacia la región, en las declaraciones, en las prioridades y en los hechos, como en el episodio del hundimiento de un barco pesquero chino, nos estamos alejando de los Brics y los Brics se están alejando de nosotros.
Mientras tanto, nos visitó el presidente Barack Obama y Macri se entrevistó con los mandatarios europeos David Cameron, Francois Hollande y Angela Merkel manteniendo compromisos de abrir nuestra economía, sin ningún beneficio ni condición a cambio. En el caso de la entrevista con el primer ministro británico fue todavía más grave, ya que se ignoró el reclamo de soberanía de nuestras Islas Malvinas, dejando un antecedente en los códigos diplomáticos muy delicado. Luego de años de avanzar y contar con el respaldo de decenas de países y organismos de todo el mundo, esta postura desbarató todo lo realizado.
Pero, ¿cuáles serán las consecuencias prácticas de este giro copernicano que colabora con el desmembramiento del Mercosur, perjudica la integración regional y nos aleja de los Brics?
Se debilita el intercambio intrarregión, que es más del 40 por ciento de nuestro comercio exterior. Nos distanciamos de Venezuela, que adquiere gran cantidad de productos manufacturados y nos vende muy poco. Se bloquea el ingreso de Bolivia al Mercosur, una economía en expansión y potencial comprador de lo elaborado en nuestro país. Esto hace un cóctel muy peligroso para nuestra industria nacional y para nuestra economía.
El alineamiento con Estados Unidos en torno a la Alianza del Pacifico conlleva un riesgo gigantesco de primarización económica, donde lo “exportable” son los commodities y no los productos industriales. Además, el debilitar o directamente abandonar el Mercosur sería enviar a grandes sectores económicos como el de automotores, alimentos procesados, textil, calzado, al derrumbe, ocasionando, inevitablemente, un duro crecimiento en el desempleo.
En los encuentros del presidente Macri con mandatarios de los países centrales no se obtuvo un solo compromiso de inversión ni de compra de productos argentinos. La situación de Brasil y los gestos con Rusia y especialmente hacia China, nos distancia de uno de los motores de la economía mundial como son los Brics.
Se debilita la Unasur y la Celac, organismos de reciente creación que tuvieron gran vitalidad, dándonos una presencia que nunca habíamos tenido en la política mundial y que han colaborado en la unidad de nuestros países y en la solución de conflictos e intentonas golpistas.
En el tema de soberanía de Malvinas, el Brexit permitiría una gran oportunidad para forzar al Reino Unido para que cumpla con la resolución de la ONU de constituir una mesa de diálogo. Pero los gestos y dichos del gobierno demuestran que no está entre sus prioridades ese justo e histórico reclamo.
Se está transitando un camino sumamente peligroso, que puede traer consecuencias muy duras para nuestro país y para nuestro pueblo.
Director del Instituto de Estudios de América latina-CTA.
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