Martes, 15 de marzo de 2011 | Hoy
Las potencias que integran el G8 descartaron recurrir a la opción militar en Libia a través de la creación de una zona de exclusión aérea en ese país, según fue resuelto durante una reunión de cancilleres que tuvo lugar en París, Francia. De esta manera evitaron respaldar esa demanda que había sido formulada por la Unión Europea y la Liga Árabe. No obstante, pedirán al Consejo de Seguridad de la ONU que “incremente la presión” sobre Muammar Khadafi.
La instauración de una zona de exclusión aérea en Libia "ha sido descartada" porque “no es eso lo que hoy en día frenará el avance de Khadafi”, anunció el canciller francés, Alain Juppé. Por el contrario, añadió, “estamos de acuerdo en pedir al Consejo de Seguridad que incremente la presión sobre el coronel” libio que resiste una revolución que intenta derrocarlo.
La decisión acordada por Estados Unidos, Rusia, Alemania, Gran Bretaña, Francia, Italia, Canadá y Japón muestra la divergencias de sus posturas frente a la crisis libia y va a contramano de lo resuelto por la Unión Europea y la Liga Árabe, que el fin de semana pasado demandaron, por separado, la apertura de una zona de exclusión aérea a la ONU.
El modo en que se dio a conocer la medida impulsada por Francia y Gran Bretaña fue, particularmente, la ausencia de un pronunciamiento explícito sobre ese pedido en las conclusiones elaborada al final del encuentro entre cancilleres. Lo que sí quedó escrito fue la demanda de intervención al Consejo de Seguridad.
"Los ministros pidieron a Muammar Khadafi que respete las legítimas reivindicaciones del pueblo libio respecto de los derechos fundamentales, la libertad de expresión y una forma de gobierno representativa" y le "advirtieron contra las dramáticas consecuencias de una negativa de su parte", dice una parte del documento publicado por la agencia AFP.
La iniciativa no fue respaldada "simplemente porque algunos de nuestros socios se oponían a cualquier evocación del uso de la fueza militar", dijo Juppé que "sin ánimo de polemizar" cito entre esos países a Aleamania, Rusia y Estados Unidos.
En la rueda de prensa final, el canciller británico William Hague había aclarado que el G8 no era, de todos modos, la "instancia de decisión" de una acción militar en Libia y su par alemán, Guido Westerwelle, cuyo país es miembro no permanente del Consejo de Seguridad, reiteró el rechazo de su país al uso de la fuerza.
Washington había mostrado entusiasmado a la hora de apoyar la iniciativa franco-británica de ataques aéreos selectivos. La jefa de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton, que partió de París rumbo a Egipto antes de la sesión ministerial presidida por Juppé, se había reunido el lunes con un miembro del Consejo Nacional de la Transición (CNT) libio.
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