Viernes, 9 de diciembre de 2011 | Hoy
› UN NO CON MATICES
El desplante de Hungría al tratado firmado hoy por 23 de los 27 socios de la Comunidad provocó sorpresa, a diferencia del rechazo de las "euro escépticas" Suecia y República Checa, por lo cual el primer ministro magyar debió aclarar que "el Reino Unido y Budapest no estaremos en el mismo barco".
"Entrar al euro es una obligación", dijo el mandatario en rueda de prensa tras la Cumbre de Bruselas, pero aclaró que aún hay detalles "pendientes" para la entrada de su país a la Eurozona. Orbán aclaró que su Gobierno "no tiene un mandato" parlamentario para sumarse a los países de la zona euro, puesto que son decisiones que suponen "una intromisión muy seria a la soberanía nacional" de los Estados miembros de la UE. "Teníamos un mandato para pactar con los 27 miembros de la UE o para que los países de la Eurozona pactaran entre ellos, pero no para sumarnos a los países del euro. Sé que es complicado, pero es que está cerca de la ciencia ficción", deslizó al desgranar la trama jurídica del asunto.
"Deberemos plantearnos preguntas muy serias y honestas sobre si queremos pedir la aprobación de Bruselas en importantes partes de nuestro presupuesto o ceder ciertos poderes", acotó. Así, en realidad de los diez estados miembros de UE que conservan su propia moneda, todos salvo el Reino Unido dijeron que consultarán a sus parlamentos si deben o no unirse a sus socios de la Eurozona con las decisiones de la Cumbre. "La UE no es un vehículo a una velocidad. Si ha habido una división en dos no se ha creado ahora, lo que pasa es que ahora nos hemos dado cuenta", declaró el primer ministro húngaro.
A su vez, Suecia y República Checa tomaron las decisiones que se esperaba de esos estados, a partir de su tradicional posición contraria al euro. "El mundo cambia, Europa está siendo arrastrada por centros comerciales que ante no existían y no quiere admitirlo públicamente. Pretende ser el modelo a seguir por toso el mundo y esto ya no es así", afirmó hoy el presidente checo Vaclav Klaus. "La crisis de deuda soberana en la Eurozona es el resultado lógico de los errores de los años pasados", añadió el mandatario. El país no integra la Eurozona, aunque su Gobierno está claramente a favor de la disciplina financiera incorporada en el pacto.
Pese a eso, el núcleo duro, con 53 bancas, del Ejecutivo checo de coalición es el Partido Democrático Ciudadano (ODS), a cuya cabeza se encuentra el primer ministro Petr Necas, quien no ha ocultado nunca su rechazo frontal hacia cualquier cesión de soberanía fiscal. Necas dijo a la emisora Radiozurnal después de la Cumbre Europea que no creía que su país "diga que sí a las nuevas reglas". La economía checa es una de las más desarrolladas del antiguo bloque comunista y, junto a la polaca, una de las que mejor está sorteando la crisis económica.
Suecia, que optó por quedarse fuera del euro en 2003, mantiene esa posición y las encuestas demuestran que sus ciudadanos siguen rechazando integrarse a la comunidad monetaria. El resto de los países de la UE que no están en el euro (Bulgaria, Dinamarca, Letonia, Lituania, Polonia y Rumanía) harán que sus parlamentos evalúen las decisiones de la Cumbre, pero todo apunta a que el acuerdo saldrá adelante en todas estas cámaras.
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