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A partir de la decisión adoptada por el alcalde del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) y el gobernador del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), el transporte público en San Pablo vuelve a costar tres reales (1,40 dólares) y no 3,20 reales (1,49 dólares), como había quedado establecido tras el aumento.

"Vamos a tener que cortar inversiones porque las empresas no tienen cómo asumir (los gastos de la suspensión del aumento)", dijo el gobernador Alckmin, quien destacó que la gobernación paulista le dará "prioridad máxima" a la cuestión del transporte público. A su turno, el alcalde Haddad manifestó que la población será informada sobre los impactos de la reducción de la tarifa. "Vamos a tener que explicar este gasto para la población de la ciudad", sostuvo.

Para que se concrete la reducción del precio del pasaje deben pasar unos cinco días para dar tiempo a que las máquinas electrónicas que expenden los billetes sean ajustadas al nuevo valor.

Ante el anuncio, líderes del Movimiento Pase Libre, convocante de las manifestaciones junto a otros grupos, expresaron su sorpresa por la inesperada atención de sus demandas. "La suspensión (del aumento) nos agarró de sorpresa. Estamos intentando reunirnos ahora. No sabemos si mañana (cuando está prevista una nueva manifestación) haremos una protesta o una fiesta, pero manifestación va a haber", dijo uno de los integrantes del movimiento, Mateus Preis.

A través de las redes sociales, el movimiento celebró la "primera victoria" pero acotó: "Tendremos muchas más". "Tras siete días de protestas, el gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, y el alcalde, Fernando Haddad, anunciaron (...) la suspensión del reajuste de 0,20 centavos de reales (0,09 dólares), con lo que el valor de la tarifa del transportes público de Sao Paulo volvió a (costar) tres reales (1,40 dólares)", destacaron.

La aceptación por parte de las autoridades de la primera reivindicación del Movimiento Pase Libre, que tiene como bandera a mediano plazo la gratuidad del transporte colectivo, ocurre un día después de que se realizara en Sao Paulo la sexta movilización multitudinaria en el centro de la ciudad.

Durante la sexta marcha, que además de defender la rebaja del pasaje capitalino repudia la corrupción y los gastos millonarios del gobierno para organizar el Mundial de 2014 y la Copa Confederaciones, en desmedro, según los activistas, de recursos para la salud, vivienda y educación, se registraron actos de vandalismo que dejaron rastros de destrucción en varias avenidas céntricas de la ciudad. Entre ellos, hubo un intento de invadir la sede de la alcaldía paulista, que fue depredada, destrozos en agencias bancarias y estaciones de tren y saqueos a unos 29 locales comerciales.

En tanto, la gobernación y la alcaldía de Río de Janeiro anunciaron también la reducción de la tarifa del transporte público. El anuncio fue hecho por el alcalde de la capital fluminense, Eduerdo Paes, y el gobernador Sergio Cabral, ambos del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), y sigue la línea de lo anunciado por las autoridades de San Pablo.