La Universidad de Buenos Aires (UBA) lanza hoy el Programa de Acción Comunitaria en Barrios Vulnerables, en la propia sede donde funcionará, el barrio Cildáñez, de Parque Avellaneda. Estará coordinado por un integrante de cada facultad y trabajará sobre tres ejes: educación no formal, desarrollo comunitario y prevención de la salud. Su desarrollo está planteado en tres etapas: la primera será la experiencia de Cildáñez, una segunda involucraría “al corredor Sur de la ciudad y una tercera en la que para 2010 se incorporará el primero y segundo cordón del conurbano”, según explicó Oscar García, secretario de Extensión Universitaria y Bienestar Estudiantil de la universidad.

El programa que oficialmente se lanzará a las 14 en el centro comunal Madres de Cildáñez, ubicado en el barrio porteño de Parque Avellaneda, tiene como objetivo “la acción directa en el campo social, sostenida por la base de la investigación y la docencia, abordando la problemática social de un modo interdisciplinario y participativo”. Pero también se propone “retomar el concepto de extensión para que no quede la noción de que los universitarios son los que llevan soluciones a los problemas, sino para interactuar con la sociedad y que se genere un ida y vuelta”.

La carta de intención fue acordada entre la UBA, el centro comunitario –que empezó como comedor hace 20 años– y la Asociación para el Desarrollo del Deporte Social en la Argentina (ADSA) –que realiza tareas comunitarias en el barrio desde hace años–. Carlos Casacchia, presidente de ADSA, aseguró que su organización entiende “al deporte como una herramienta de inclusión. En el caso de Cildañez va a ser completada por la parte de educación y cultura” con el arribo de la universidad. Para Casacchia “que la UBA abra un centro de extensión universitaria y trabaje a la par nuestra es una muestra de apertura. La idea es que quienes se acerquen al centro encuentren movilidad social e igualdad de posibilidades”.

Los contenidos del programa saldrán de un equipo interfacultades, en el que cada una de las unidades académicas de la UBA estarán representadas, incluido el CBC, bajo la coordinación de Carlos Eroles. El equipo se encargará de llevar propuestas para implementar en el programa y también de monitorear la puesta en práctica, además de elevar informes anuales ante el Consejo Superior de la universidad. En principio, el centro funcionará en horario diurno, entre las 9 y las 17, y se nutrirá con profesores y estudiantes que participan actualmente en programas de voluntariado universitario.

Además de poner el sistema de becas al servicio del programa, la tarea de los representantes de la UBA en el centro comunitario se concentrará en tres áreas. La educación no formal incluirá programas de alfabetización y apoyo escolar, talleres de capacitación laboral, cultura digital y formación docente; además se ofrecerán espacios de orientación vocacional para “trabajar por la permanencia de los jóvenes en el sistema educativo”, contó García. El eje del desarrollo comunal hará foco en brindar asistencia psicológica y jurídica, así como en recuperar espacios públicos e intensificar el deporte social. Con la prevención de la salud se les brindará a los vecinos atención primaria y se abordarán talleres sobre salud sexual y reproductiva. También se implementará un proyecto de prevención de zoonosis.

Ubicado en la calle White 2212, el centro comunitario cuenta con instalaciones remodeladas a través de un subsidio del gobierno de la ciudad, otorgado durante la gestión anterior. Inicialmente, surgió como un comedor para los vecinos del barrio, pero fue adquiriendo cada vez más actividades. Antes de la inauguración oficial de esta tarde, Casacchia cuenta: “Hace unos días, un vecino me recordó a Mecha (Mercedes del Valle), que está al frente del centro comunitario desde el principio, cuando ella decía que al comedor algún día lo iba a convertir en una universidad”.