Martes, 24 de junio de 2008 | Hoy
DEPORTES › OPINIóN
Por Diego Bonadeo
Hace varios años, el excelente marcador central de Independiente y de la Selección Argentina Hugo Villaverde decidió no dar más reportajes, harto de las malversaciones, descontextualizaciones e inventos de quienes utilizaban revistas, diarios, radio o televisión para difundir lo que no era. Claro que no fue el único caso de futbolistas llamados a silencio. Pero quizá con el más reciente caso del ex arquero de River Franco Constanzo y con la anterior decisión del plantel de la Selección –¡ojo!, solamente respecto de casi todos los medios, no de todos– durante el Mundial de Francia en 1998 hayan sido de los más difundidos.
Ahora, y tras el olvidable empate contra Ecuador y el 0-0 con Brasil, con o sin fundamento, se difundieron diferencias en el plantel, aparentemente con Messi y Riquelme como epicentros.
Claro que con la serie entre Racing y Belgrano prácticamente como única expectativa del fútbol local, con el bache de casi tres meses para la séptima fecha de las Eliminatorias sudamericanas y con la Eurocopa como casi único motivo de atracción, no habiendo por otra parte demasiadas confirmaciones ni trascendidos de ventas de jugadores en cifras importantes, salvedad hecha quizá del caso de Germán Denis, las concentraciones, los vestuarios y las consiguientes infidencias, filtraciones o simplemente imaginerías de los escribas son un buen caldo de cultivo para el amarillismo.
Por todo esto tiene razón Javier Mascherano. Lo mejor es no hablar más. Pero que sea de verdad. Basta de preguntas de ocasión para respuestas de ocasión. ¡Basta!
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