Viernes, 30 de septiembre de 2011 | Hoy
UNIVERSIDAD › ROBERTO DOMECQ, RECTOR DE LA NUEVA UNIVERSIDAD DE TIERRA DEL FUEGO
Domecq describe el proceso de creación de la universidad en función de “las debilidades y demandas de los distintos grupos sociales del territorio”. Asegura que el sistema universitario debe asumir “un rol más activo frente a los nuevos problemas del país”.
“Para hacer una universidad, hay que tomar las debilidades y las demandas de los distintos grupos sociales del territorio. La universidad, bien pensada, es una creación colectiva que tiene la pretensión de interpretar la necesidad de la gente, y esto no es solamente la demanda actual”, comenta el rector organizador de la nueva Universidad Nacional de Tierra del Fuego, Roberto Domecq. “En nuestro caso, nos toca acompañar un territorio en formación, es decir, participar de la construcción social de la isla.” En diálogo con Página/12, Domecq reconoce “dos graves debilidades” de la situación general de la educación superior en el país y llama a generar los cambios necesarios desde “el interior de las universidades”.
Tras sancionarse en diciembre de 2009 la ley de creación de la Universidad de Tierra del Fuego, este año comenzó a diseñarse y planificarse la nueva casa de estudios. En base a reuniones con diversos actores del territorio –gobernación, cámara de la construcción, empresarios, representaciones gremiales, estudiantes–, el equipo académico encabezado por Domecq redactó ya la mitad del proyecto institucional, donde se define la estructura académica, sus carreras y sus sedes, entre las que estará la sede Ushuaia, que hasta ahora fue de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco.
–¿Por qué se consideró necesario crear esta universidad?
–Prácticamente todas las provincias tienen su universidad. En Ushuaia funciona la Universidad de San Juan Bosco, que opera más que nada en Chubut, con sede en Comodoro Rivadavia. Además, debido al proceso de crecimiento de la isla, se consideró que podía ser de utilidad la existencia de una universidad propia para el desarrollo de la región, una universidad que participara de este crecimiento y que aportara en el proceso de construcción de una identidad común.
–¿Qué características tiene Tierra del Fuego y cómo se posiciona la universidad ante estas singularidades?
–Es una provincia en crecimiento, una zona que los geógrafos llaman de intervención reciente. Nuestro objetivo es participar de este proceso de construcción social del territorio, es decir, aportar al desarrollo social y económico, acompañar el crecimiento de las instituciones y de la producción. Debemos cubrir las demandas actuales, pero sin perder una visión prospectiva. De modo que, al tiempo que deberá construirse a sí misma, la universidad ayudará al crecimiento de la isla.
–¿Qué estructura académica eligieron?
–Hemos optado por los institutos (al igual que la Universidad Nacional de General Sarmiento, de la que Domecq también fue organizador). Pensamos en cuatro institutos: el de Educación y Conocimiento; el de Desarrollo Económico e Innovación; el de Cultura, Sociedad y Estado; y el de Ciencias Polares, Recursos Naturales y Ambiente. La idea es brindar una formación básica de dos años, y luego una formación profesional.
–¿Por qué este tipo de estructura?
–Porque es un modo flexible que nos permite tener en cuenta los cambios en la provincia y en la educación en general. Es una estructura que parte de los problemas y se dirige hacia la investigación y las carreras. Por ejemplo, el Instituto de Educación y Conocimiento tiene como objetivo acompañar las distintas instituciones nacionales y provinciales para mejorar la educación de los 50 mil chicos que existen en el territorio; el Instituto de Desarrollo toma el problema de la producción de la isla; el de Cultura, Sociedad y Estado piensa cuál es la dinámica de las instituciones, cuya área política tendrá un impulso en políticas públicas y en gobernabilidad; y, por último, el de Ciencias Polares asume como propio el tema de la zona.
–¿Cómo será el proceso de traspaso de San Juan Bosco a Tierra del Fuego?
–Existe una comisión de traspaso integrada por la Universidad de San Juan Bosco, el Ministerio de Educación y la Universidad de Tierra del Fuego. Es un acuerdo institucional entre las tres partes para garantizar la continuidad de las actividades, para que esto no afecte a los estudiantes ni a los profesores. Además, la ley comisionó al Ministerio de Planificación para que construya un nuevo centro. El rectorado estará en Ushuaia y habrá otro centro en Río Grande, pero la idea es que, vinculados a través de la investigación y la docencia, estos centros funcionen como una unidad.
–¿Qué carreras estaban ya en San Juan Bosco y cuáles aportaría la nueva universidad?
–Vamos a comenzar con una serie de carreras, pero esto no significa que mañana no incorporemos otras. Estaban ya las carreras de Contador, Ciencia Política, Sistemas y Turismo. Nosotros agregaremos, entre otras, Ingeniería, Economía, Sociología, Ciencias Naturales, entre las que están Biología y Geología. Debemos prestar atención a la promoción industrial y electrónica, al turismo, que tiene un desarrollo importante pero podría ser aún mayor, y estamos también en la búsqueda de posibles nichos, ya sea de base tecnológica o de recursos naturales.
–¿Qué evaluación hace de la situación de la educación superior en la Argentina?
–El enorme desafío es pensar a la universidad en función de los cambios que se han producido, y la universidad decimonónica no parecería ajustarse a esto. Hay dos problemas muy graves que debemos evitar. La endogamia, que mete a la universidad hacia adentro. Y también cierta debilidad en lo que se refiere a la pertinencia de lo que hacemos. Entiendo por pertinencia la respuesta a los problemas de la sociedad y de la gente. En esto considero que todavía hay mucho por hacer.
–¿Cree que es necesario reformular la actual Ley de Educación Superior?
–Entiendo que está en revisión la ley, y esto es importante. Pero también creo que los cambios importantes los producen los movimientos desde adentro de la universidad. Es necesario un rol más activo de la universidad frente a los nuevos problemas que tiene el país, en su relación con la sociedad.
–¿Cuál es su análisis sobre el trabajo de la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria?
–La Coneau asegura ciertos límites que juzgo necesarios. De alguna manera cumple un papel de salvaguarda para asegurar los niveles de calidad. Pero insisto en que, en momentos tan sugerentes como éstos, es necesario que los cambios surjan desde el interior de las universidades.
Entrevista: Agustín Saavedra.
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