UNIVERSIDAD
Un día a puertas cerradas para que las universidades sigan abiertas
Las universidades cumplieron ayer una jornada de cierre para protestar contra el ahogo presupuestario. El rector de la UBA advirtió que “no habrá país si no se privilegia a la educación”.
Facultades cerradas. Aulas desiertas. Miles de estudiantes sin clases. Docentes en huelga. Equipos de investigación fuera de servicio. El paisaje se replicó en las universidades públicas de todo el país: desde los rectores y los profesores hasta los alumnos y los no docentes concretaron ayer un cierre de las casas de estudios, una jornada nacional de protesta contra el ahogo presupuestario que el Gobierno le está infligiendo al sistema educativo superior. “Esta jornada de cierre es para poder seguir abiertos”, dijo el rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Guillermo Jaim Etcheverry. Hubo actos, clases públicas y marchas en la Capital, Rosario, La Plata y muchas otras ciudades.
La medida cumplida ayer fue convocada por los propios rectores, a través del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), y se sumaron con sendas huelgas los gremios de los docentes y los trabajadores de universidades, además de las federaciones estudiantiles. El reclamo se centró en la deuda que los sucesivos gobiernos fueron acumulando en los últimos años, al incumplir los presupuestos aprobados por el Congreso. A ello se agrega el repetido retraso en el envío de fondos y un recorte efectuado hace tres semanas, mediante un decreto del Poder Ejecutivo que restó 57 millones de pesos a los 1991 millones que debían recibir este año las universidades. Sumando las partidas nunca pagadas, el nuevo recorte y el incumplimiento de los incentivos a investigadores y docentes, la deuda reclamada se acerca a los 500 millones. Aunque el Ministerio de Educación reconoce menos de la mitad.
El cierre y la suspensión de actividades se cumplieron en 35 de las 37 universidades nacionales. No adhirieron las de Lanús y de Tres de Febrero, las únicas que resultaron beneficiadas con un incremento presupuestario, mientras por decreto se recortaban los fondos de las demás.
La universidad más grande del país, la UBA, mantuvo cerradas sus trece facultades. En la Facultad de Medicina, rodeado por decanos y consejeros, el rector Jaim Etcheverry dio una conferencia para denunciar “el ahogo presupuestario” que sufren las casas de estudios. “No habrá país si la Argentina no hace un esfuerzo decidido en privilegiar la tarea que se realiza en sus instituciones educativas. Estamos condenando al país a un futuro ominoso. Si continúa esta situación, se pondrá en peligro creciente no sólo la tarea de formación de grado, peligrará también la investigación científica que es la base del desarrollo independiente de cualquier país.” Jaim Etcheverry acusó al actual y a los anteriores gobiernos de no ocuparse de la educación y advirtió que “sin fondos está en peligro el funcionamiento de la universidad... La inversión en educación superior es escasísima”, dijo.
Y dio pruebas. Explicó que el sistema universitario nacional (36 universidades y un instituto universitario que atienden a un millón de alumnos), todo ese conjunto, “tiene un presupuesto total de 652 millones de dólares al año, mientras que la Universidad de San Pablo (Brasil), recibe 440 millones de dólares anuales” para atender a sus 70 mil alumnos. Con unos 300 mil estudiantes, la UBA recibe del Estado 100 millones de dólares. La Universidad Autónoma de México, que tiene 260 mil alumnos, recibe 1400 millones de dólares: catorce veces más que la UBA y más del doble que el sistema universitario argentino.
“La universidad se mantiene con el subsidio que realiza su personal -siguió el rector–. Esta grave crisis se manifiesta también en la seria desactualización salarial del personal.” Detalló que, de los casi 20 mil docentes de la UBA que perciben un salario, el 47 por ciento cobra menos de 200 pesos al mes y el 67 por ciento, menos de 300. Según el gremio Aduba, el 90 por ciento de los docentes de la universidad está por debajo de la línea de pobreza y el 70 por ciento, debajo de la línea de indigencia. El panorama se completa con otros 15 mil docentes de la UBA que trabajan gratis. En el resto del país, la jornada de protesta asumió diversas modalidades, aunque siempre con las universidades cerradas. La comunidad de la Universidad de La Plata marchó hacia el rectorado. También marcharon los estudiantes y docentes de la Universidad de Rosario. En Paraná, el rector de la Universidad de Entre Ríos, Eduardo Asueta, dio una clase pública frente a la Facultad de Ciencias de la Educación. Lo mismo hizo, en la explanada del rectorado de la Universidad de Cuyo, la rectora María Victoria Gómez de Erice. Una radio abierta organizada por la Universidad de Jujuy funcionó en el centro de la capital provincial. Tampoco hubo clases en las universidades de Córdoba, Mar del Plata, Formosa, Lomas de Zamora, San Martín, San Luis, del Comahue, el IUNA y muchas otras.