UNIVERSIDAD › ENTREVISTA CON UNA DE LAS CANDIDATAS AL RECTORADO
“Se acabó el shuberoffismo”
Susana Mirande propone una gestión consensuada, con un “pacto de gobernabilidad” y un fuerte debate para renovar la UBA. Admite que hubo clientelismo político, pero dice que ese modelo terminó.
Por Javier Lorca
“Un gobierno mucho más abarcativo y consensuado... sin importar la ideología partidaria”, propone Susana Mirande (59) para la gestión que sucederá a Oscar Shuberoff en la UBA y que ella aspira a encabezar. Médica veterinaria y actual vicerrectora, Mirande defiende la gratuidad, la autonomía y el ingreso libre; quiere replantear la estructura universitaria y reconoce que en estos años hubo clientelismo en la UBA: “El que piense que ese modelo puede continuar va a fracasar”, advierte.
–Usted es radical, al igual que el rector saliente. ¿Se considera una candidata por la continuidad del oficialismo?
–La antinomia shuberoffismo versus antishuberoffismo se terminó, porque ya no va a estar más Shuberoff. Se acabó el shuberoffismo. Plantearse la próxima gestión en esos términos no tiene sentido. Podía tenerlo cuando el candidato era Shuberoff y del otro lado estaba otro. Ahora el candidato va a ser alguien capaz de reunir a todos los que en la universidad sostienen la ideología reformista, que son muchos y no sólo radicales, y con ellos armar un proyecto sin importar la ideología partidaria, para poder entrar en una renovación real.
–¿Cuál sería la base de ese proyecto?
–Al acabarse un modelo hegemónico, debería darse un gobierno mucho más consensuado y abarcativo, que una a la comunidad detrás de un proyecto cuyas condiciones necesarias, pero no suficientes, sean la gratuidad, el ingreso libre, la autonomía... Pero, además, en los próximos cuatro años se tienen que dar dos situaciones que parecen opuestas: un fuerte pacto de gobernabilidad, un pacto, no un arreglo. Y se tiene que garantizar una discusión muy fuerte, que debería darse de abajo a arriba y de arriba a abajo, para replantear el modelo de universidad, cambiar la estructura, hacer una descentralización académica y administrativa.
–¿Debe continuar la estructura basada en facultades?
–No es la estructura más eficiente, pero hay que respetarla porque ya está consolidada. Igual, hay que hacer lo necesario para atravesarla de manera que se neutralice el estancamiento con el trabajo en red y proyectos interdisciplinarios, con todo lo que sirva para que el conocimiento circule entre facultades. Además, hay que hacer una fuerte reforma administrativa. La UBA tiene mecanismos que están obsoletos: necesitamos un buen manual de procedimiento, hay que simplificar la gestión y descentralizar cosas que no deben estar en el rectorado.
–¿Qué cosas?
–Por ejemplo, tenemos un proyecto para rediseñar la geografía de la UBA, que hoy está desperdigada en muchas sedes. Y esto no se debería rediseñar desde el rectorado, sería más razonable que lo hagan Arquitectura e Ingeniería. Lo que las facultades pueden hacer no hay razón para que lo haga el rectorado; así como el rectorado debe centralizar, por ejemplo, la compra de publicaciones y equipos para abaratar costos y evitar superposiciones.
–¿Qué cambios académicos deberían producirse?
–Hay que trabajar con la idea de hacer carreras de dos ciclos. Un primer ciclo de unos dos años de duración, que forme en grandes áreas del conocimiento y otorgue un título intermedio. Con ese título se podría tener salida a una carrera técnica o seguir en la universidad y acceder a una gran variedad de segundos ciclos. La UBA necesita planes curriculares flexibles: no puede ser que a un alumno nuestro le resulte más fácil pasar a una universidad francesa que pasarse de facultad dentro de la UBA. Y tiene que haber una formación que le permita al graduado elegir su perfil, dentro de ciertos límites.
–¿Qué relación tendría que establecer la universidad con la sociedad?
–La universidad tiene la obligación de colaborar con el país en la solución de sus problemas, pero también debe cumplir un rol anticipatorio. Una de sus principales actividades debería ser pensar la problemática dela sociedad en los próximos años. Quedan muy pocos espacios públicos como éste, donde se pueda pensar sobre la salud, la educación, la economía, con suficiente masa crítica y sin intereses particulares de por medio.
–¿Debe seguir funcionando el Ciclo Básico Común?
–Sí, pero como lo que debe ser. Tiene que integrarse a las carreras. Y a sus docentes hay que darles espacio para que puedan elegir representantes en el gobierno de la universidad. Hay que institucionalizar el CBC.
–¿Qué balance hace de la gestión que encabezó Shuberoff?
–La política de ciencia y técnica ha sido buena. También creció el posgrado, aunque algo inorgánicamente. Las actividades de extensión fueron buenas, sobre todo el rol del Rojas. Faltó la reforma académica: tal vez cuando se planteó la comunidad no estaba lista o nos equivocamos en la manera. En estos años faltó voluntad de modificar el estatuto en lo referente a la edad jubilatoria de los docentes, los mecanismos de designación de profesores extraordinarios, la inclusión de los no docentes en el cogobierno. También faltó democratizar y agilizar los concursos docentes.
–¿Hubo clientelismo en la universidad en estos años?
–Sí, pero no en la magnitud en que la gente piensa. Tampoco creo que haya sido un mecanismo deliberado ni del rector, ni de los secretarios, ni de las sucesivas gestiones. Creo que era una manera de gobernar que tenía como objetivo consolidar una estructura hegemónica que permitiera seguir gobernando. Al existir un poder apoyado en grupos que a su vez eran la punta de todo un sector de abajo, ante la necesidad de atender las necesidades de esos grupos, en ese sentido, sí hubo clientelismo. Aunque no sé si la palabra es clientelismo, porque a mí no me consta que haya ñoquis en la universidad, todos los empleados trabajan.
–La pregunta no era por la existencia de ñoquis, sino por el cambio de favores políticos por cargos.
–La necesidad de construir una gestión sobre un esquema partidario puede haber llevado a eso. Pero se acabó. El que piense que ese modelo puede continuar va a fracasar.
–¿Tendría que cambiar la relación que se estableció entre la universidad y los partidos políticos?
–Sería de desear que las estructuras partidarias no tuvieran que ver con la universidad, sin que esto implique la falta de pensamiento político en la comunidad universitaria. El tema es cómo se hace la política: por ejemplo, yo creo que los estudiantes pueden militar, pero sin renta. Y esto no va solamente para Franja Morada.