Martes, 27 de mayo de 2014 | Hoy
UNIVERSIDAD › OPINIóN
Por Daniel Ricci *
Luego de muchos años de luchas y reclamos sindicales hemos logrado acordar el primer Convenio Colectivo de Trabajo para los docentes universitarios. Es el corolario de una década que permitió que lográramos, año tras año, un mejoramiento salarial en paritarias con un incremento total del 1200 por ciento, la jubilación del 82 por ciento móvil, el plus por formación por títulos de especialización, maestría y doctorado; la eliminación de los pagos en negro y otras importantes conquistas para los trabajadores docentes universitarios. La firma del Convenio Colectivo constituye un hecho histórico dado que durante años los docentes universitarios fuimos uno de los pocos sectores de trabajadores sin convenio. De esta manera se fija un piso de derechos para los 150 mil docentes de todas las universidades públicas y unifica las condiciones laborales en todo el país.
Durante la década neoliberal del ‘90 las luchas gremiales no permitieron que, en la educación superior, los salarios sean descentralizados, como sí sucedió en los otros niveles educativos. Sin embargo, se generó una mayor heterogeneidad en las condiciones laborales: para un mismo cargo docente existen diferentes cargas horarias y obligaciones laborales.
El Convenio Colectivo viene a fijar un piso mínimo de derechos para todos los docentes universitarios:
Un régimen de licencias de avanzada: incluye licencias por matrimonio igualitario y de 180 días por maternidad, entre otras.
Un capítulo específico para mejorar las condiciones de medioambiente de trabajo. La universidad tendrá la obligación de asegurar al personal docente el ambiente y las condiciones de trabajo adecuadas, promoviendo la accesibilidad, a fin de que pueda cumplir su labor con eficiencia y sin riesgo para su salud y su vida.
La eliminación de todo tipo de discriminaciones por género, raza, etcétera.
La mejora en los adicionales por título de posgrado.
La creación del programa de jerarquización de la labor docente por el cual se incrementa el salario en un 25 por ciento para todas las categorías y dedicaciones.
La recomposición del nomenclador salarial.
Un párrafo aparte merece la implementación de la carrera docente. Ante el alto grado de heterogeneidad en las designaciones y funciones que deben cumplir los docentes en todas las universidades públicas, el Convenio Colectivo busca que la carrera docente se unifique construyendo un sistema mixto de estabilidad laboral y de mérito a través de concursos. El ingreso a la carrera docente será por concurso público y abierto, con jurados integrados por pares ordinarios o regulares de las universidades de categoría no inferior al cargo concursado. La permanencia en el cargo será mediante la rendición de informes periódicos, y los ascensos, por concursos.
A partir de la entrada en vigencia del convenio se terminará con una de las mayores injusticias del sistema universitario, la de miles de docentes que desde años se encuentran en calidad de interinos, en un estado de precariedad laboral absoluta. Los mismos accederán a un sistema especial de pase a la carrera docente que contemplará, principalmente, a quienes tienen más de 5 años de antigüedad y que no pudieron tener su cargo regularizado por concurso debido a falencias de las universidades.
Por último, el convenio viene a terminar con este viejo mito de la docencia como un sacerdocio. Somos trabajadores y estamos orgullosos de ser trabajadores docentes universitarios.
* Secretario general de la Federación de Docentes de las Universidades Nacionales (Fedun).
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