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La Universidad Nacional de La Plata entregó ayer los legajos reparados de estudiantes secundarios del Colegio Nacional de La Plata y el Bachillerato de Bellas Artes –ambos dependientes de la UNLP– que fueron secuestrados hace 39 años por la dictadura, en el episodio escrito en la historia como La Noche de los Lápices. En los documentos que recibieron sobrevivientes y familiares de los estudiantes desaparecidos se lee “víctima del terrorismo de Estado”, allí donde antes se explicaba su ausencia con el rótulo de “abandono” o “desconocimiento”. El acto de entrega de los legajos enmendados fue el primero, parte de un trabajo más amplio de revisión de más de 700 expedientes, que las autoridades de la UNLP esperan poder ir entregando. “Se trata de un verdadero acto de justicia para aquellos miembros de nuestra comunidad que fueron ocultados durante años”, dijo el rector de la universidad, Raúl Perdomo.

En el acto, que tuvo lugar ayer por la tarde en el nuevo edificio del Bachillerato de Bellas Artes, se entregaron los legajos de los estudiantes desaparecidos María Claudia Falcone, Claudio de Acha y Francisco Bartolomé López Muntaner y de los tres ex estudiantes sobrevivientes Emilce Moler, Gustavo Atilio Calotti y Víctor Marcasciano. Todos ellos secuestrados durante septiembre de 1976.

El evento tuvo como origen dos resoluciones firmadas en marzo por el rector, sobre las que ya informó este diario. Una, orientada a preservar la información con valor testimonial, y otra que dispuso la “reparación documental”. A partir de entonces se puso en marcha la revisación de más de 700 expedientes de estudiantes, docentes y no docentes con el objetivo de “dejar constancia de los reales motivos que determinaron la interrupción del desempeño laboral o estudiantil de todos aquellos que fueron víctimas de la última dictadura cívico-militar”. “Dada la magnitud de la tarea”, fue encomendada a una comisión conformada por representantes de la Dirección General de Derechos Humanos, del Archivo Histórico de la universidad, de la Federación Universitaria de La Plata (FULP), del gremio docente Adulp y el gremio de trabajadores de la universidad Atulf.

“Es un paso importante en el sentido de poder instituir unas marcas significativamente diferentes de las que dejó el terrorismo de Estado. También significa avanzar en un responsabilización ética por parte la Universidad de La Plata, con el gesto de reparar no sólo la documentación sino en términos simbólicos; reconocer a los estudiantes, docentes y no docentes que fueron víctimas de la dictadura y pertenecían a nuestra comunidad”, dijo a Página/12 Verónica Cruz, directora de Derechos Humanos de la UNLP.

Según explicaron desde la universidad, fue a partir del estudio realizado sobre los legajos de los estudiantes que fueron víctimas de los secuestros ejecutados bajo la dictadura en septiembre de 1976 que pudieron advertir que lo documentado por la institución “no se correspondía con la verdad histórica de lo sucedido”.

Cruz resaltó que esta entrega de legajos fue una primera cristalización de resultados de “un proceso se encuentra abierto”. “Es necesario seguir investigando y recuperando el relato de los hechos de parte de los propios protagonistas –continuó–, sabiendo que hubo otros estudiantes que también en septiembre del 76 debieron dejar sus estudios por persecuciones y por el terror implantados por la dictadura, cuyas situaciones aún requieren ser reconstruidas en los registros y en el archivo de la UNLP.”

Informe: Delfina Torres Cabreros.