UNIVERSIDAD › CRISIS EN LA UNIVERSIDAD AUTONOMA DE ENTRE RIOS

Luz roja a los ingresantes

La única universidad provincial del país (la Uader) debió suspender el ingreso de alumnos porque el Ministerio de Educación no reconoce la validez de sus títulos y carreras. Protestas de estudiantes y docentes.

 Por Javier Lorca

Si la Universidad Autónoma de Entre Ríos compendia lo que implica una casa de estudios provincial, se comprende por qué es la única universidad de su tipo que funciona en el país. Creada a mediados del 2000, en pocos años la Uader logró convocar a unos 15 mil estudiantes. Pero ahora atraviesa un conflicto que obligó a suspender el ingreso de alumnos a todas sus licenciaturas e ingenierías, ya que el Ministerio de Educación no reconoce la validez de sus carreras y títulos de grado. ¿Resultado? Reclamos multiplicados por tres: el de unos 5 mil estudiantes que ya se habían anotado para empezar a cursar en marzo; el de los alumnos que ya estaban estudiando y ahora ven puesta en duda la legitimidad del diploma que persiguen; y el de los docentes, que sienten amenazada su fuente de trabajo. El proyecto de creación de la Uader fue impulsado por Sergio Montiel, el ex gobernador radical de Entre Ríos, pese a que la provincia ya cuenta con una universidad nacional. “Fue un disparate”, murmuran todavía en los pasillos de la cartera educativa.
La Uader se formó sobre la base de la integración de los diferentes institutos terciarios de la provincia, con sedes en diversas ciudades. Empezó a dar clases en el 2001. “El gobierno nacional no tuvo ninguna responsabilidad en ese proceso, las provincias son autónomas –deslindó el secretario de Políticas Universitarias, Juan Carlos Pugliese, ayer, en diálogo con este diario–. Nuestra única intervención correspondía para analizar el reconocimiento oficial de los títulos.” Y ahí empezó el problema. “La gestión anterior de la universidad articuló las nuevas licenciaturas con las tecnicaturas para poder ofrecer un título con reconocimiento oficial. Engañaron a los estudiantes”, aseguró Pugliese. Es que la validez oficial sólo alcanzaba a las viejas tecnicaturas, no a las nuevas carreras.
La Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau) evaluó a la universidad entrerriana el año pasado y le bajó el pulgar. A su turno, el Ministerio de Educación recomendó “a las autoridades de la Uader que no inscriban nuevas cohortes hasta tanto no avance sustancialmente su reconversión institucional y académica”. “Algunas carreras están muy mal y otras están bien y van a ser reconocidas oficialmente. Pero no podemos darles validez nacional hasta que los docentes, que vienen de los terciarios, no hayan reconvertido sus títulos y alcanzado el grado universitario”, siguió Pugliese.
El conflicto estalló con el cambio de gobierno provincial. Al asumir la gobernación, Jorge Busti (PJ) designó a un nuevo rector normalizador en la Uader: Mario Mathieu. Y una de las primeras resoluciones de éste, el mes pasado, fue “suspender las inscripciones efectuadas en todas las licenciaturas e ingenierías para el año académico 2004”. La decisión de cerrar las carreras se tomó después de haber iniciado las inscripciones apenas unos días antes, en diciembre. Son 33 las carreras cuya continuidad pende de una fina hebra. Se trata de cuatro carreras de ingeniería y una larga lista de licenciaturas, agrupadas en las facultades de Humanidades, Ciencias de la Gestión, Ciencia y Tecnología, y Ciencias de la Vida.
Desde fines de enero y durante los primeros días de este mes, grupos de estudiantes, docentes, padres y empleados de la universidad se autoorganizaron en una asamblea. Ya realizaron dos marchas. “Pedimos que quede sin efecto la resolución que suspende el ingreso de alumnos y que se respete la inscripción de los que ya se anotaron. Queremos que las mejoras se hagan en un marco de continuidad de las actividades, con las carreras abiertas. No se puede mejorar algo que no existe”, dijo Javier Cabrol, estudiante de Marketing y consejero de la Facultad de Ciencias de la Gestión. “La Uader nació mal parida, pero es un proyecto posible. No se puede tirar todo por la borda.”
Hay inquietud también entre los docentes. Alguno advirtió que se estaría colocando a la universidad “en una situación de remate público, hasta su progresiva liquidación como entidad residual”. “Sabemos que muchas carreras tienen falencias, pero queremos que nos garanticen que vamos a poder seguir trabajando para mejorar”, dijo Teresita Galliusi, docente de Teoría Social y del Estado en la Facultad de Humanidades. El riesgo para los profesores radica en que, si en el 2004 no hay nuevos ingresos de alumnos, se cerrarán comisiones en los primeros años y “se va a afectar la fuente laboral de muchos docentes”.
El secretario de Políticas Universitarias informó que viajará esta semana a Paraná para intentar destrabar el conflicto. Su planteo es que, dado que las tecnicaturas están articuladas e integradas como los primeros tres años de las cuestionadas carreras de grado, los estudiantes pueden ir cursando ese tramo inicial mientras se regulariza la validez de los títulos universitarios. Pero eso no tranquiliza a los estudiantes: “Nadie nos garantiza que después vayan a seguir existiendo las licenciaturas”.

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Estudiantes, docentes y padres se organizaron en una asamblea y ya realizaron dos marchas.
 
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