Al cumplirse 30 años del Mundial ’78 escuché y vi muchos testimonios sobre el papel jugado por los jugadores y el técnico de la selección. Vi debates sobre si eran o no conscientes de lo que pasaba, sobre si fueron o no utilizados por la dictadura. En las encuestas realizadas en la calle, las personas decían sentir asco, indiferencia o dolor. Pero nadie pronunció la palabra “vergüenza”. Parece que ninguno de nosotros, como sociedad, siente vergüenza por lo que pasó. Hablamos sobre el rol de los medios, el fútbol, los artistas, los cantantes o los intelectuales durante la dictadura. Debatimos si deben ser condenados o exculpados. Pero nadie dice quién escuchaba a esos cantantes, quién iba al cine para ver películas donde los militares y los policías eran héroes, quiénes llenaban las canchas y cantaban a cuadras de la ESMA, quiénes llenaron la Plaza de Mayo y celebraron las palabras de Galtieri. Eramos todos no- sotros. Era la sociedad argentina, que aún hoy no se avergüenza de lo que aprobó o permitió. No nos hacemos cargo. Y en estos meses de intolerancia, en los que un sector de la sociedad muestra tan poco respeto por un gobierno elegido democráticamente y por amplio margen hace unos meses, pienso que como sociedad nos falta hacer una verdadera autocrítica y sentir vergüenza por lo que hicimos. Por lo que sí toleramos. No fue un actor que supo acomodarse. No fue un general borracho. No fueron los jugadores de fútbol que sólo pensaban en ser campeones. Fuimos nosotros, todos. Y esta sociedad aún no les pidió perdón a los que sufrieron. A mí me da vergüenza.

Laura Forte

DNI 17.786.936