Lunes, 12 de julio de 2010 | Hoy
El seleccionado de Maradona quedó afuera del Mundial, y con él quedó afuera la alegría de millones de argentinos, que a través de él, gambeteábamos, corríamos, pateábamos, llorábamos, sufríamos, reíamos y gritábamos ¡Argentina!,¡Argentina!, como aquel día en que el Carlitos del pueblo clavó en un ángulo su gol. Pero no sólo nosotros lo sentimos, lo sintieron millones de hombres y mujeres en el mundo, que hicieron que sus conciudadanos, fueran todos hinchas argentinos. Y lo sintieron porque aman a Maradona.
Ese Maradona que pudiéndose codear con los poderosos prefirió moverse con los humildes, como son sus raíces, pidiendo para ellos la justicia que nunca llegó. Ese Maradona irreverente, que con sus comentarios lapidarios defenestró al imperialismo yanqui y al de la fe, que en nombre de la paz y la piedad esclavizan, matan, explotan y denigran a los pueblos que dominan. Ese Maradona que hace poco tuvo que enfrentar el ataque de los serviles a los imperialismos, como son los periodistas del oligopolio de medios, que hoy vuelven a la carga, tratando de sepultarlo, haciéndole pagar así aquello de “la tienen adentro”, frase que ha quedado incorporada al refranero popular. Ese Maradona que desafinado la FIFA colgó los pasacalles de las Abuelas que buscan a sus nietos arrebatados.
Pero fracasarán, porque Maradona ya no es de Maradona, Maradona es de nosotros, es un cabecita más, que se hizo famoso pero nunca cambió. Es ese hermoso bocón que dijo lo que millones queríamos escuchar, es ese sublime provocador, que enfrentó lo que millones queremos enfrentar. Por ello Maradona no puede recular, porque atrás de él estamos los del pueblo, apretaditos. Por eso Maradona no se rinde, porque los pueblos no se rinden. Así se harán ciertos los versos de otro irreverente, de otro que nunca hizo lo socialmente correcto, con esa su mala costumbre, de hacer lo humanamente correcto, cosa que ha heredado Maradona. Los versos del poeta de la dignidad, nuestro Almafuerte, que dicen: “No tengas la intrepidez del pavo, que amaina el plumaje al primer ruido, sino la tozudez del clavo que aún viejo y herrumbado vuelve a ser clavo”, y el Diego es clavo.
Doctor Antonio Tourville
Paz, Pan y Trabajo
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