Lunes, 12 de julio de 2010 | Hoy
EL MUNDO › NABIL SHAATH, NEGOCIADOR PALESTINO DEL GOBIERNO DE MAHMUD ABBAS, EN CISJORDANIA
Shaath tiene muchas diferencias con el movimiento islamista, pero aspira a lograr la unidad con la facción rival. El veterano negociador descree de la mediación de EE.UU. “La reunión de Obama con Netanyahu la semana pasada fue un retroceso total.”
Por María Laura Carpineta
No toma los recaudos de un diplomático ni habla con indirectas y frases hechas. Es uno de los negociadores palestinos con más experiencia en el gobierno, pero no duda ni un segundo a la hora de criticar la falta de voluntad del gobierno de Barack Obama o de calificar a Tony Blair como un “lacayo de los israelíes”. Nabil Shaath participó de casi todas las mesas de negociaciones importantes de las últimas décadas para resolver el conflicto palestino-israelí (Camp David, Annapolis, Egipto) y fue el último canciller de Yaser Arafat, a quien acompañaba desde fines de los ’60. Actualmente es uno de los hombres elegidos por el presidente Mahmud Abbas para negociar con Hamas una reunificación de los dos territorios palestinos, Cisjordania y la Franja de Gaza.
En febrero pasado, para sorpresa del mundo, logró entrar a la Franja para hablar cara a cara con los dirigentes del movimiento islamista. Recorrió todas las ciudades, visitó su casa –saqueada y destruida por Hamas, según contó– y a la hermana de Arafat, una vieja amiga. Se sorprendió por lo limpia que estaban las calles y la ausencia de guardias armados. Ayer en una entrevista con Página/12 en el lobby de su hotel en Retiro, contó que le ofreció a Hamas un gobierno de unidad nacional, pero que no lo aceptaron. “Ponen excusas”, dijo, sin esconder su fastidio.
El veterano negociador tiene muchas diferencias con el movimiento islamista y su forma de gobernar, pero su pragmatismo siempre termina primando. “La unidad viene antes que la democracia, antes inclusive que la liberación”, aclaró el dirigente que hoy se reunirá con el vicecanciller argentino Alberto Dalotto y mañana partirá hacia Chile, su segunda escala antes de Brasilia y Montevideo.
–¿Qué resultado tuvo su visita a Gaza?
–Fui a Gaza para intentar terminar la impasse que estamos viviendo. Hace un año que estamos negociando en Egipto y llegamos a un acuerdo en un 95 por ciento de las cosas. Los egipcios propusieron un acuerdo para el otro 5 por ciento, que en mi opinión era muy medido. No- sotros lo firmamos, pero Hamas no y pidió cambiar algunos puntos.
–¿Qué temas pidieron cambiar?
–Cosas estúpidas como querer cambiar la organización del comité de supervisión electoral, el mismo que legitimó la victoria electoral de Hamas en 2006. También pidieron algo que cambia el sentido del acuerdo. Quieren tener el derecho a codirigir el aparato de seguridad en Cisjordania, además de Gaza, antes de la elección.
–¿Por qué no pueden compartir las decisiones en materia de seguridad si estarían compartiendo un gobierno interino?
–Quien gane las elecciones va a tener ese derecho, pero hasta que eso suceda seremos nosotros los que manejemos la seguridad en Cisjordania y ellos manejarán Gaza... De todas maneras, mi sensación es que están poniendo excusas para no firmar el acuerdo. Por eso fui a Gaza. Les ofrecimos medidas de construcción de confianza, como liberación de prisioneros y un gobierno de unidad nacional, como el que se creó en el Líbano. Es decir que quien gane las elecciones no se queda con todo el gabinete, sino con una porción proporcional a lo que obtuvo en las urnas. Por ejemplo, si Hamas saca el 60 por ciento de los votos, se queda con el 60 por ciento de los ministros más el cargo de primer ministro.
–Usted sostiene que Hamas está dando excusas. ¿Cuáles serían sus verdaderas razones?
–La primera es que los palestinos temen que si aceptan formar un gobierno de unidad nacional, el Cuarteto (Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia y la ONU) no acepte el nuevo gobierno y amenace con un nuevo boicot contra Hamas. Por eso recorrí Europa y hablé con los líderes de los principales partidos. Les pedimos que pongan sólo dos condiciones: rechazo total a la violencia y que el reconocimiento del Estado de Israel llegue solamente después de que Israel se haya retirado de los territorios ocupados. Europa está convencida, Rusia también y Ban Ki-Moon está de acuerdo, pero Estados Unidos no. La segunda razón es que (Khaled) Meshaal (líder de Hamas en el exilio) quiere esperar a que se consiga una paz regional, que Estados Unidos se reconcilie con Irán, con Siria, el Líbano, el sur de Sudán, Argentina (risas)... De hecho, creo que Meshaal tiene más esperanza en Obama que yo.
–¿No cree en las promesas de Obama?
–¿Qué ha conseguido, qué hizo? La reunión con Netanyahu la semana pasada fue un retroceso total. Si no está dispuesto a presionar al gobierno israelí, ¿cómo solucionará el problema nuclear con Irán o la relación con Siria?
–¿La Casa Blanca todavía tiene capacidad de presionar a sus pares israelíes? El ataque a la flotilla humanitaria mostró un Israel muy independiente...
–No, no, Israel no es tan independiente, de la misma manera que Obama no es tan independiente. Cualquier gobierno norteamericano puede hacer que Israel haga prácticamente cualquier cosa. La pregunta es cuándo un gobierno norteamericano tiene la voluntad de hacerlo. Lo hicieron Eisenhower, Carter y Bush padre. No tengo ninguna duda de que el gobierno norteamericano tiene la capacidad de hacerlo, pero no siempre tiene la voluntad para hacerlo debido a problemas de política interna. Por eso tenemos que salir al mundo a buscar otros apoyos y esa es la razón por la que hoy estoy aquí.
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