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Hace mucho que los medios nos informan sobre la adulteración de medicamentos, de los llamados “caros”, caros a nuestro silencio, indiferencia... Bueno, no es mi caso, se trata de una estafa a la esperanza, que no es poco, pero señores, ¿cuál es la pena? Como papá de Sole, hija de 29 años que tuvo la suerte, mejor digo la “dicha” de recibir los cuidados del corazón (paliativos), me he quedado azorado, atragantado de tanta bronca e impotencia por las notas publicadas en los medios, vinculadas a la falsificación de remedios oncológicos; recién hoy pude hilvanar algunas frases y si bien casi no puedo hablar, no se me pudo impedir escribir:

Mi hija tuvo en el transcurso de su enfermedad severas sesiones de quimioterapia, acompañada ella y nosotros con la esperanza de la remisión de la enfermedad (carcinoma de ovario). Ahora, conociendo tal vejamen a los pacientes, estafa a los sentimientos, me pregunto: ¿dónde nos situamos como sociedad ante estos canallas? ¿Está el Estado? ¿Ministerios competentes? Quiero encontrar a alguien que me dé y nos dé, ya que debemos ser muchos, la satisfacción de encontrar una figura jurídica para los familiares que pusimos a nuestros enfermos queridos en manos de profesionales canallas.

Asesinos.

Amigos, es bastante difícil recuperarse de la pérdida de un hijo, pero es humillante dudar, después de conocer esto, si podría haberse curado. Espero una respuesta esperanzadora, por mí, para que cuando me levanto por la mañana y veo esa cama vacía no “pensar que el banco de la justicia está en quiebra”.

P.D.: Y... el negro Fontanarrosa, escribió algo sobre qué son buenas y malas palabras, permítanme gritar, escupir, unas de las buenas para estos tipos: “asesinos hijos de puta”.

Los abrazo de corazón y les dejo lo que tengo: mi corazón abierto y mis brazos extendidos.

Julio César Erran (papá de Sole)

DNI Nº 10.687.928