Miércoles, 22 de octubre de 2008 | Hoy
CIENCIA › HéCTOR PALMA, DOCTOR EN FILOSOFíA Y ESPECIALISTA EN EVOLUCIóN
El jinete infatigable recuerda una vez más que está por empezar el año Darwin (doscientos años de su nacimiento, 150 de El origen de las especies) y recuerda que se cumplen también dos siglos de la filosofía zoológica de Lamarck.
Por Leonardo Moledo
–Usted, además de ser secretario de Investigación de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), se dedica a filosofía e historia de la ciencia.
–Hago historia de la ciencia biomédica derivada del darwinismo y filosofía de la biología.
–El año que viene se cumplen 200 años del nacimiento de Charles Darwin, 150 años de la publicación de El origen de las especies y, como me acordé el otro día, 200 años de la filosofía zoológica de Jean Baptiste Lamarck (1744-1829), que no ha tenido tanta prensa.
–Sí, desde la Unsam estamos organizando el Año Darwin, que incluye varias acciones. En primer lugar organizamos un congreso para octubre próximo. Será con un temario amplio, centrado más que nada en las derivaciones del darwinismo. Incluiremos el darwinismo en la Argentina, eugenesia... También haremos acciones de divulgación, con publicaciones, contenidos para radio, una obra de títeres y estamos abiertos a que se sumen más propuestas.
–Bueno, la pregunta es si es un festejo...
–Esa es una de las discusiones. Si se festeja, se conmemora o si simplemente es un aniversario más. Personalmente creo que es fundamental recordar la figura de Darwin y por qué no aprovechando algo trivial como es un aniversario, por eso nos sumamos activamente, como también lo harán otras universidades de todo el mundo.
–Sí, tan trivial como cualquier otra cosa...
–En cuanto a la trascendencia de Darwin, marcó todo el desarrollo de la biología en los últimos 150 años, más allá de las modificaciones que luego se fueron introduciendo en la teoría original. Pero también la significación es extracientífica. Probablemente sea la teoría científica que más derivaciones extracientíficas haya tenido en varios ambientes. Proveyó de metáforas y modelos explicativos a varias áreas de la ciencia, al conocimiento en general y sobre todo marcó una revolución antropológica. Obligó a repensar y eventualmente abandonar una tradición milenaria consistente con el cristianismo.
–Creo que la ciencia todavía en ese momento se estaba moviendo dentro del paradigma newtoniano y en cierta forma la Teoría de la Evolución de Darwin no es newtoniana, lo mismo que el segundo principio de la termodinámica, porque incluye elementos como el azar o la fuerza ciega que guía la evolución.
–Sí, y la incapacidad de predicción hacia adelante.
–Pero sí predice hacia atrás.
–Exactamente, predice lo que deberíamos encontrar en caso de que la teoría sea cierta. En el marco general de la ciencia del siglo XIX, la Teoría de la Evolución empieza a disputarle a la física newtoniana ese lugar de hegemonía en cuanto a criterio de cientificidad. Así como la física newtoniana es una proveedora de modelos explicativos en áreas como la estructura social por ejemplo, la biología evolucionista empieza a proveer de modelos en áreas más dinámicas como las ciencias de la conducta, la antropología, la sociología.
–Bueno, el paradigma newtoniano es matemático, y aunque Newton mismo dijera que funciona por inducción, en general funciona por deducción. El paradigma darwiniano es empírico con elementos de ley general, como la selección natural, aunque en el momento no podía percibirse esto. Es una percepción a posteriori.
–Sí, claro que es a posteriori, de hecho Darwin cuando se lo lee, dice “yo actué siguiendo perfectamente los principios newtonianos”. Hay una fantasía inductiva que es sólo una fantasía.
–Todos decían eso.
–Lo cierto en la historia intelectual y en la biografía de Darwin es que recoge una cantidad fenomenal de material, una colección de cosas.
–Encuentra la ley, pero no deducida de los materiales.
–Según señala él, encuentra inspiración en Malthus, pero el material ya lo tenía. Este es el gran reconocimiento que Wallace le hace a Darwin. Wallace (Alfred Ru-ssel) dice que su propio trabajo había sido un rapto de inspiración, mientras que de Darwin dice que fue un trabajo concienzudo, riguroso.
–Claro, Darwin se manejó dentro de las ciencias empíricas y Wallace aisló un principio general.
–Visto a la distancia algunos dicen que no es más que la aplicación de las teorías de Malthus y de los principios del liberalismo inglés a la biología, pero yo creo que es una apreciación demasiado simplista. Es restarle mérito al trabajo empírico, propio del científico del siglo XIX.
–Lo de Malthus fue la metáfora que Darwin usó.
–Sí. El trabajo de Darwin comienza con una recolección fenomenal de datos sin saber muy bien qué hacer ellos.
–¿Y Lamarck?
–Bueno, Darwin tiene un gran desprecio por Lamarck. En el Diario de Viaje se refiere irónicamente a él, dice que es un especulador, que no tiene ningún fundamento empírico. Pero me parece a mí que Lamarck es importante a la hora de reconstruir la historia de la evolución.
–Es el autor de la primera gran teoría completa.
–Claro, hacia atrás encontramos pensadores anteriores que se refirieron a “cambio”, “desarrollo”, “evolución”, pero Lamarck es el primer científico con quien se inaugura este camino.
–¿Y no habría que incluir el aniversario de la filosofía zoológica de Lamarck en el Año Darwin? Al fin y al cabo también son doscientos años
–Y sí, habría que incluirlo. Sería como la evolución de la evolución. Sucede que la figura de Darwin es tan enorme que eclipsa todo alrededor.
–Lamarck incluso llega más lejos que Darwin cuando intuye que el origen de la vida es en una sopa “primitiva”.
–Creo que la historia de la ciencia es injusta con los no triunfadores.
–Bueno, yo no sé si Lamarck fue un “no triunfador”. A lo sumo no hizo una teoría correcta. Copérnico tampoco hizo una teoría correcta.
–Me refiero a que finalmente quien queda en la historia es Darwin. En el caso de Darwin es merecido porque su trabajo es monumental. Pero me parece que muchas de estas historias tienen que ser recontadas. La historia de la ciencia todavía nos debe algo al respecto.
–¿Qué pasa con la enseñanza del darwinismo en los colegios?
–Es una situación que transita por carriles no explícitos. Hay escuelas públicas de provincias enteras de la Argentina en las que no se enseña la evolución. En gran cantidad de colegios confesionales tampoco se enseña, y a pesar de que figura en la currícula. Tampoco en muchos colegios públicos de la Capital Federal. Y en muchos casos lo que se enseña es una versión lavada y ecologicista de la evolución, y no se transmiten aquellos aspectos fundamentales de una teoría que fue movilizadora y revolucionaria de los principios antropológicos occidentales.
–Una versión lavada y ecologicista de la evolución... ¿...?
–Y, es cuando se enseña la noción de evolución sólo en el marco de la adaptación de las especies al ecosistema. Pero la evolución es más que eso, es mucho más que una población adaptada a un nicho ecológico. En realidad las derivaciones más interesantes del darwinismo son antropológicas, generales, tienen que ver con la evolución como concepción de la vida biológica.
–¿Se está organizando algo con respecto a Darwin en alguna otra universidad?
–Quiero creer que no es solo la Unsam la que se ha propuesto eso. Estamos abiertos a que la gente que quiera se sume.
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