Miércoles, 12 de noviembre de 2008 | Hoy
CIENCIA › ENTREVISTA CON ALBERTO ETCHEGOYEN, DIRECTOR DEL OBSERVATORIO DEL SUR, MALARGüE
Este viernes, en Malargüe, se celebrará con bombos y platillos la finalización de la construcción del Observatorio Pierre Auger y el inicio de la segunda etapa, la de su puesta en funcionamiento. Y el jinete, que no podrá cabalgar hasta allí, no podía ignorarlo.
Por Leonardo Moledo
–¿Qué es lo que celebran en Malargüe?
–Que se termina la construcción del Observatorio Pierre Auger y el inicio de la segunda etapa, la de su puesta en funcionamiento. Pero si ya lo puso en la bajada, ¿para qué me lo pregunta?
–Es que es al revés. Recién ahora lo pongo. No me deschave.
–Bueno. Eso es lo que estamos celebrando, vamos a empezar ahora con una ampliación del Hemisferio Sur y se va a enviar una propuesta para ampliar también la parte norte.
–Cuénteme primero qué es usted ahí.
–Bueno, yo soy el investigador senior de la República Argentina y soy el director del Observatorio del Sur. Soy físico, devenido astrofísico.
–Y bueno, ahora cuénteme sobre los experimentos.
–En realidad, no son exactamente “experimentos”, ya que no producimos, observamos lo que llega.
–¿Y qué llega?
–Rayos cósmicos.
–Qué interesante.
–Y llegan con energías enormes, las energías más grandes conocidas en la naturaleza. El descubrimiento más importante que hemos hecho fue al final del año pasado: descubrimos que los rayos no llegan de todas las partes en forma homogénea, lo cual significa que existen fuentes que podemos estudiar.
–Antes, todos insistían en que el universo era homogéneo en todas direcciones... usted sabe... la radiación cósmica de fondo y toda la milonga esa, pero últimamente todos me hablan de que encuentran cosas que no son homogéneas.
–Con esto se habría creado una nueva rama de la astronomía: la astronomía de partículas cargadas. Porque la astronomía hasta el momento se hacía solamente con luz, con radiación electromagnética, desde ondas de radio hasta rayos gamma. Ahora estamos entrando en una nueva etapa en que se hace con partículas subatómicas.
–¿Cuáles?
–Fundamentalmente pensamos que son protones, pero ese es uno de los temas candentes del proyecto: no sabemos bien cuál es la composición de estas partículas. Por un lado, todas las teorías indican que deberían ser protones, pero nuestros análisis parecerían señalar que son núcleos de hierro.
–Cuando habla de energías muy altas, ¿qué está diciendo?
–Hablo de energías macroscópicas concentradas en una partícula microscópica. La energía que tiene una pelota de tenis en un saque concentrada en un protón.
–Es monstruoso...
–Sí. Eso es lo interesante de estudiar: cómo hace la naturaleza para generar energías tan extremas, de qué manera se producen aceleraciones tan enormemente grandes.
–Esos protones vienen de afuera de la galaxia, hacen viajes enormes, ¿no?
–Sí, eso se cree.
–¿Y qué los mueve?
–Nada, no los mueve nada. Van para todos lados. La fuente puede radiar de forma isotrópica o puede irradiar de acuerdo a una dirección. Si la Tierra está en el camino, nosotros las detectamos.
–El asunto es qué podrían ser esas fuentes.
–Es el asunto y es una de las grandes incógnitas. Hay algunas posibles candidatas. Se piensa que pueden ser galaxias muy masivas, más grandes que la Vía Láctea, que tengan en el centro un agujero negro supergigante y que efectivamente sea ese agujero negro el acelerador que genera la energía en esa zona. Efectivamente los agujeros negros tienen un disco de acreción que gira en torno a ellos, y allí se producirían esas partículas. En realidad, si se generaran en el agujero negro, no podrían salir. Pero el agujero negro, se podría decir, delega el trabajo: él crea su disco de acreción, y el disco de acreción crea las partículas.
–¿Y a qué velocidad se mueven?
–A la velocidad de la luz.
–Eso no puede ser.
–Apenitas por debajo de la velocidad de la luz.
–Eso ya es otra cosa.
–Si vinieran exactamente a la velocidad de la luz deberían tener masa cero.
–Si son núcleos de hierro moviéndose a esa velocidad es algo muy impresionante.
–Sí, muy. Y eso, creo, es lo más interesante de la ciencia: las cosas que no entendemos cómo ni por qué son. Hacer un descubrimiento es, indudablemente, algo muy satisfactorio, pero en parte se pierde el encanto del misterio, que es uno de los grandes encantos de la ciencia. Yo fui docente de ingeniería, y me daba cuenta de que había una diferencia interesante con la mayoría de los ingenieros: ellos querían buscar respuestas, nosotros queríamos buscar preguntas.
–Digámoslo más suavemente: las dos posturas son necesarias. Y ahora, con estas nuevas instalaciones, ¿qué van a medir?
–Bueno. En el Hemisferio Norte se construiría un observatorio con mayor espaciamiento entre detectores, de forma tal de poder abarcar con un número razonable de detectores un área mucho más grande y medir, así, lluvias de muchísima energía en suficiente cantidad. Hemos hecho dos o tres cosas más. Primero, una zona en la cual los detectores van a estar separados a 750 metros, y además va a haber detectores enterrados, para detectar un cierto número de partículas que no son detenidas por el suelo, que son los muones.
–Yo tengo un muón en casa.
–¿En un frasco?
–En el ropero. No cualquiera.
–Lo felicito. Aclaremos que un muón es una especie de electrón pesado. Bueno, esto sirve para detectar la composición química de las partículas. Hemos puesto también tres telescopios que miran más arriba, con lo cual se pueden ver rayos cósmicos de menor energía. El espectro de rayos cósmicos tiene tres características: en el Auger, como lo tenemos ahora, podemos ver el que consideramos más interesante que es el de más alta energía. Las otras dos se van a poder ver gracias a esta ampliación que estamos haciendo. Pero me gustaría recalcar...
–Recalque...
–Me gustaría recalcar que nosotros hemos aprendido mucho. Al principio teníamos un rol menos activo como físicos experimentales. Argentina, pienso yo, tiene físicos experimentales de análisis de datos y teóricos de primer nivel, que pueden competir internacionalmente. Lo que siempre nos faltó es la parte de física experimental más ligada a los “fierros”, a la construcción de detectores y a la puesta en funcionamiento. Lo cual es oro en polvo: cuando uno hace estos proyectos enormes, el diseño de detectores es clave. Cuando se hizo este observatorio, los detectores no se construían en Argentina. Ahora, con la segunda parte, estamos trabajando en esto: tenemos la posibilidad de intervenir en la construcción.
–¿Qué relevancia tiene esto en el nivel internacional?
–Bueno, independientemente del tamaño del experimento, hay cosas revolucionarias que se hacen en lugares chiquitos. Microsoft surgió en un garaje, por ejemplo. Aunque actualmente, tiende a haber una relación entre la magnitud del experimento y la evolución del conocimiento. Este, como proyecto internacional, es mediano-grande, en el sentido de que, por ejemplo, hay 400 físicos y técnicos colaborando. Pero a nivel nacional es muy grande. Incluye 15 países, de los cuales muchos tienen gran desarrollo de física y tecnología. Es la superficie experimental más grande del mundo y tiene la red de comunicaciones privadas más grande del mundo. O sea que en algunas cosas descuella como grande y en otras cosas es mediano.
–Ustedes están tratando de ver qué son esas partículas y estudiar las fuentes. ¿Pero qué es lo que verdaderamente queremos averiguar?
–Esa es una pregunta difícil, porque la ciencia es, hasta cierto nivel, un juego de azar. Yo le puedo decir cuáles son las cosas máximas que podemos llegar a adivinar, pero todo depende de si la naturaleza va a ser generosa. Einstein llamaba a la física “aventura del conocimiento”, y es realmente una aventura (en el sentido de que nunca se sabe lo que va a pasar un poco más adelante). Tal vez podamos tener una idea de cómo trabajan los agujeros negros como mecanismos aceleradores; podemos estudiar la física de los extremos (de mayores energías y mayores temperaturas). Tal vez podamos descubrir por qué razón partículas que deberían ser protones no lo son, sino que se comportan como núcleos de hierro. Si fueran núcleos de hierro nos costaría entender cómo podemos individualizarlas. Podemos llegar a comprender qué pasa con las fuerzas nucleares, porque habría un cambio con las fuerzas nucleares. ¿Por qué razón un protón se comporta como un núcleo de hierro?
–Es bastante... sí...
–Después hay otros mecanismos exóticos, que, como todo lo exótico, requieren mucha prudencia, porque pueden colisionar con lo ya conocido. La otra cosa, le decía, es encontrar partículas exóticas que no estén incluidas en el modelo estándar. Por ejemplo: decaimiento de partículas supermasivas, que podrían ser una componente supermasiva de la materia oscura, o una componente del universo temprano... De ser así, podríamos estudiar esto, podríamos estudiar el universo temprano... La apuesta que nosotros habíamos hecho y ya cumplimos es la de crear una nueva rama de la física.
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