CONTRATAPA

Paradoja de Allais

 Por Adrián Paenza

El comportamiento humano (afortunadamente) es impredecible. Puesto frente a situaciones que parecen muy similares, nuestras decisiones (la suya, la mía) pueden ser totalmente diferentes de lo que uno esperaría. Más aún: creo que si se nos preguntara el porqué de tales variaciones, tendríamos muchas dificultades en explicar nuestra conducta.

El próximo ejemplo (de acuerdo con la presentación que hicieron Kahneman y Tversky en 1979) es conocido con el nombre de La Paradoja de Allais *.

La paradoja exhibe modelos de conductas de los humanos. Por supuesto, se trató de encuestas reiteradas que exhibieron la voluntad de grupos de personas, pero al ser repetidas en otros ámbitos y confirmar estas preferencias, créame que sorprende lo que elegimos. Claro, con tanto prolegómeno y anticipación que estoy generando, estoy seguro de que cuando usted tenga que optar, ya va a estar incidido por mi opinión o por lo que escribí hasta aquí. No importa. Aquí va.

Supongamos que usted está a punto de jugar a “la ruleta”, pero en lugar de haber 37 números (estoy incluyendo al cero), hay cien números, del uno al cien. Los premios que usted puede ganar están indicados en las siguientes dos opciones:

Opción A

Si sale cualquier número entre 1 y 33, usted cobrará 2500 pesos.

Si sale el número 34, usted no cobra nada.

Si sale cualquier número del 35 hasta el 100, usted cobra 2400 pesos.

Opción B

Si sale cualquier número entre 1 y 33, usted cobra 2400 pesos.

Si sale el número 34, usted cobra 2400 pesos.

Si sale cualquier número del 35 hasta el 100, usted cobra 2400 pesos.

Antes de leer lo que hacen (en porcentaje) otros semejantes, usted, ¿qué haría?: ¿optaría por A o por B? ¿Cómo cree que eligen los otros, sus pares?

De todas formas, me permito agregar algo que uno advierte inmediatamente en cuanto estudia un poco las opciones: ¿en qué se diferencia una opción de otra? Si sale un número entre el 1 y 33, la opción A ofrece 100 pesos más que la B. Ambas son iguales del 35 en adelante. Y la diferencia esencial es que si sale el 34, la opción A no le paga nada, mientras que la B, le paga siempre 2400 pesos.

Usted, ¿cuál elegiría o cuál eligió?

La respuesta está más abajo

Ahora, voy a modificar ligeramente las opciones.

Opción C

Si sale cualquier número entre 1 y 33, usted cobrará 2500 pesos.

Si sale el número 34, usted no cobra nada.

Si sale cualquier número del 35 hasta el 100, usted no cobra nada.

Opción D

Si sale cualquier número entre 1 y 33, usted cobra 2400 pesos.

Si sale el número 34, usted cobra 2400 pesos.

Si sale cualquier número del 35 hasta el 100, usted no cobra nada.

Ahora, revise las opciones posibles (C y D) y elija con cuál se quedaría. Luego, lo invito a que confronte lo que hicieron (o harían) –en porcentaje– otras personas.

Con todo, una vez más me permito reflexionar sobre las diferencias entre ambas. Si sale cualquier número del 35 en adelante, son iguales, porque ninguna de las dos paga nada. La opción C paga 100 pesos más si sale entre el 1 y el 33, mientras que si sale el 34, la opción D paga 2400, mientras que la C no paga nada.

¿Cuál elegiría usted? O, igual que antes, ¿qué eligió?

Respuesta

Voy a hacer un diagrama que intenta resumir las cuatro opciones.


1 a 33 34 35 a 100 Preferencia
A 2500 0 2400 18%
B 2400 2400 2400 82%
C 2500 0 0 83%
D 2400 2400 0 17%


Al revisar las preferencias de nuestros semejantes, uno advierte que entre A y B, la mayoría abrumadora se inclinó por B. La gente prefiere sacrificar los 100 pesos de más que podría cobrar si salen los primeros 33 números, para no arriesgar a no cobrar nada si sale el 34. Digo esto porque del 35 en adelante las opciones son iguales.

Pero lo llamativo es que si uno modifica las opciones de tal forma que si salen del 35 en adelante en cualquiera de los dos casos, nadie cobra nada, la gente cambia increíblemente hacia el otro lado, y opta por la alternativa C en lugar de la D. Pareciera como que la posibilidad de perder todo si sale el 34, que tan importante pareció ser en el primer caso, pierde relevancia frente a los 100 pesos de más que cobra si sale cualquiera de los treinta y tres primeros números.

Lo interesante de esta variación en lo que elige la sociedad es que esencialmente la diferencia que hay entre las opciones A y B, con respecto a la diferencia que hay entre las opciones C y D, es esencialmente la misma. Y lo invito a pensar en esto. Tanto A como B ofrecen el mismo premio si salen números del 35 en adelante. Y de la misma forma, tanto C como D ofrecen el mismo premio si salen números del 35 en adelante. Claro, en el primer caso, ofrecían un premio de 2400 pesos, en tanto que en los casos C y D, no ofrecen nada.

En realidad, si uno quisiera hilar más fino, lo notable es que en los dos últimos casos uno podría suponer que la ruleta pasó a tener solamente 34 números. Si salen del 1 al 33, la opción C ofrece 100 pesos más que la D, y esta última es la que paga los 2400 pesos si sale el 34, mientras que la C no paga nada.

El cambio abrupto y tan marcado que se produce en la elección de la gente (del 17% al 82%) por el simple hecho de que ahora ninguna de las dos opciones paga nada si sale del 35 en adelante, llama la atención, y de ahí el nombre de Paradoja de Allais.

Mientras tanto, usted, ¿qué había elegido? ¿En qué categoría entró?

* Maurice Allais (1911- ) es economista y también doctor en Ingeniería, especializado en Física. Nació en París y hasta hoy es el único Premio Nobel en Economía (1988) nacido en Francia. El trabajo que se presenta aquí en forma sucinta y abreviada dio origen a lo que hoy se llama La Paradoja de Allais. Hay múltiples variantes y/o versiones de ella. Yo elegí una que me parece que resume lo que Allais quería mostrar: cómo ligeras variaciones en la oferta generan modificaciones muy bruscas en las conductas humanas.

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