CULTURA › FERIA DEL LIBRO 30 AÑOS
ENTREVISTA A LA ESCRITORA ITALIANA MELISSA PANARELLO
“Para mí, el placer es libertad”
Publicitada como “la Lolita siciliana del siglo XXI”, revolucionó Italia con su primera novela, Cien cepilladas antes de dormir. El libro revela el descubrimiento del sexo de esta adolescente en todas sus variantes: masturbación, voyeurismo, lesbianismo, orgías, sadomasoquismo. Ella, con carita angelical, dice que lo escribió “como un modo de liberación”.
Por Silvina Friera
Una adolescente italiana, que por entonces tenía quince años, empezó a escribir un diario íntimo en Acicastello, un pueblo siciliano cercano a Catania, el 6 de julio de 2000. “Es como si una rata estuviese royéndome el alma de manera tan imperceptible que incluso parece dulce. No estoy mal, pero tampoco estoy bien, lo inquietante es que ‘no estoy’”, confiesa Melissa Panarello, autora de Cien cepilladas antes de dormir, una novela extrema que revela el descubrimiento del sexo de esta adolescente en todas sus variantes: masturbación, voyeurismo, lesbianismo, orgías, sadomasoquismo, sexo oral. Cuando el libro se publicó en Italia, en el ambiente literario y editorial se pensaba en un engaño: detrás de esa adolescente que firmaba como Melissa P (no se podía mencionar su apellido porque todavía era menor de edad) debía haber un escritor adulto. ¿Cómo podía una joven escritora ser tan lírica, tan erótica y pornográfica y desbancar de la escena de las letras eróticas a la francesa Catherine Millet?, se preguntaban.
En la entrevista con Página/12, las facciones angelicales de Melissa se encienden al recordar la polémica que suscitó con sus memorias eróticas. Como suele suceder en cualquier parte del mundo, vender más de un millón de ejemplares molesta y muchos sostienen que el éxito de Meli-
ssa se sustenta en su descaro y no en su calidad literaria. “Siempre me gustó escribir y lo hago desde los cuatro. Comencé escribiendo poesía, relatos y una novela. A los 10 recibí un primer premio literario y desde entonces la escritura es mi verdadera pasión”, dice Melissa, acaso para defenderse de aquellos que se ensañan con ella porque la consideran un invento editorial. “El personaje del profesor, Valerio, me propuso escribir las experiencias sexuales que había tenido con él. Me di cuenta de que en mí la escritura funciona de manera catártica. Me decidí a escribir este libro como un modo de liberación”, aclara la escritora, que suele repetir que su primera novela, Cien cepilladas antes de dormir (publicada por Emecé), tiene un 90 por ciento de elementos autobiográficos. El libro se presentará hoy a las 18.30 en la sala Victoria Ocampo y además de la autora estarán Guillermo Piro (responsable de la traducción al castellano), Mariana Enriquez (autora de Bajar es lo peor) y Ernestina Pais.
Aunque admite que nunca leyó Lolita, de Vladimir Nabokov, el escritor ruso se asombraría ante el mordaz atrevimiento de Melissa, “la Lolita siciliana del siglo XXI”: “En mi paladar se encontraron cinco gustos distintos, cinco sabores de cinco hombres. Cada sabor, su historia, cada posición, mi vergüenza. Durante esos momentos tuve la sensación y la ilusión de que el placer no era sólo carnal, sino que era belleza, alegría y libertad. Y estando desnuda en medio de ellos sentí que pertenecía a otro mundo desconocido. Pero después, una vez atravesada la puerta, sentí el corazón hecho pedazos y experimenté una vergüenza indecible”. Melissa reconoce en Las edades de Lulú, de Almudena Grandes, su influencia literaria más notoria.
–¿La literatura funcionó siempre como un modo de liberación?
–No. En mis primeros relatos el contenido era totalmente imaginario, eran más bien oníricos e íntimos y por eso decidí publicarlos, después de la aparición de mi primera novela, para evidenciar mi relación con la escritura. No me considero un producto del marketing porque tengo una relación previa con la escritura.
–¿Qué impacto le generó haber vendido más de un millón de libros?
–Fue una experiencia muy fuerte porque el libro es extremo, aunque pueda o no gustarte, no mantiene al lector en una posición neutral o indiferente. Al contrario, el lector siempre adopta una postura respecto de lo que va ocurriendo en la novela. La reacción favorable de los lectores la intuía y la esperaba.
–¿Qué repercusiones provocó en su país un libro de alto voltaje escrito por una adolescente?
–No me preocupaba por lo que pudieran pensar acerca de las experiencias que relato, porque en la novela planteo una relación de sinceridad entre el escritor y el libro, y abordarlo de esa manera me daba la tranquilidad de saber que estaba hablando de algo íntimo que conocía, sin el miedo de contar las cosas como habían sido realmente.
–La voz de la narradora sorprende por muchos motivos, pero hay uno que llama la atención: la voz de esa mujer parece ser la de una persona muy sólida y asentada. ¿Sintió esto cuando escribía el libro?
–Sí, claro. El personaje del libro responde a una estructura muy sólida y determinada. Por eso, no estoy de acuerdo con la película que se va a filmar porque esboza una Melissa más débil e insegura y no traspasa al personaje. Todavía no se rodó, están haciendo el casting y comenzarían a filmar en septiembre.
–¿Quién va a interpretar el personaje de Melissa?
–No sé, estoy completamente fuera del proyecto porque la película muestra una joven distinta, con un discurso más social, más incrédulo y estúpido y por eso no tengo ninguna relación con el devenir del film. Además, la película no rescata el tema de la soledad y el sufrimiento del personaje que es muy importante.
–¿Le hubiera gustado participar del guión?
–Sí, claro. En un principio ésa era la idea, incluso que protagonizase la película, pero el egocentrismo de la productora me dejó afuera. Ellos buscaron sacar provecho del nombre y del fenómeno que había generado la novela. Como los productores compraron los derechos del libro, no puedo actuar libremente. No le deseo buena suerte a la película, incluso tengo intenciones de plantearme una remake. Pero, además, la película no funciona como una ventaja para el libro y si un espectador se queda con la versión del film se está quedando sin una parte del relato.
–¿Cómo se lleva con el ámbito literario italiano, especialmente con los escritores jóvenes?
–Mi relación es bastante conflictiva. El ambiente literario italiano es demasiado competitivo y muchos consideran que yo no hago literatura. Además, no me llevo muy bien con los escritores intelectuales de izquierda que trazan una línea divisoria entre una literatura alta y una baja: ellos son la verdadera literatura y todo lo demás es considerado basura. No estoy de acuerdo con esta posición jerárquica y elitista. Hay muchos libros en Italia que tienden a centralizarse en el pensamiento, que están repletos de ideas, pero no tienen una estructura narrativa sólida en cuanto a lo que buscan expresar. El problema es que yo creo mucho en la acción, que es la decisión que suelo adoptar a la hora de escribir.
–¿El ambiente familiar contribuyó en su escritura?
–No, porque mi familia no es intelectual. Ellos se asombraban porque me gustaba escribir y me pedían por favor que jugara como lo hacía una chica “normal”. Quizá mi madre fue la única que en algún punto me incentivó porque me compraba libros y tenía más cercanía con la escritura. Ahora se acostumbraron a verme como una escritora, pero de todos modos, a mi padre la literatura le sigue pareciendo un juego y no lo considera un oficio, una posibilidad de vida. Con el suceso de mi primera novela empecé a considerar la literatura como un verdadero trabajo y estoy tomando conciencia de lo que ello significa.