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Más que un rumor, es un griterío a los cuatro vientos: la próxima semana –quizás el mismo lunes–, cuando pase el fárrago del Congreso de la Lengua, Torcuato Di Tella dejará de ser el secretario de Cultura de la Nación. Mientras en los pasillos de El Círculo resuenan nombres de reemplazantes que van de Magdalena Faillace (quien, consultada por Página/12, prefirió no opinar) a Jorge Coscia –y más de un funcionario o allegado prefiere hacerse el distraído–, parece haber un consenso general de que las últimas declaraciones de Di Tella (aquellas que dio a la revista TXT y después pretendió desmentir) sellaron definitivamente su suerte, ya maltrecha desde el desafortunado “la cultura no es una prioridad”. Ayer por la tarde, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, volvió a repetir que “la cultura merece un trato mejor” y que “yo ya expresé que las declaraciones de Di Tella no me parecieron felices”, pero luego recordó que “será una decisión del Presidente”. En Rosario nadie parece dudar de cuál será ese veredicto.