EL PAíS › KIRCHNER SE REUNIO CON ZAPATERO, QUE VENDRA AL PAIS EL 26 DE ENERO
Con una ayudita de los amigos
Ambos mandatarios y el rey se vieron durante 10 minutos, hablaron de inversiones españolas y de las empresas de ese país. El canje de la deuda complicó a los argentinos. Reunión con Pérez Roque.
Por Martín Piqué
“Esto es un gesto para Zapatero.” Cansados por un viaje de siete horas y otras tantas de vuelta en menos de un día, en la delegación argentina explicaban por qué habían emprendido un vuelo tan agotador. “Kirchner no pudo negarse. Se lo pidió el rey, hasta bromeó que si era necesario ponía una avioneta. Además, es la primera cumbre iberoamericana con Zapatero en el poder”, explicó el diputado Jorge Argüello, titular de la Comisión de Relaciones Exteriores. Como buen defensor de los intereses españoles, Juan Carlos de Borbón terminó convenciendo a Kirchner de viajar hasta esta ciudad bañada con el Pacífico y famosa por el pacto que lleva su nombre. Tampoco hizo falta demasiado empeño: el Presidente está decidido a profundizar la “alianza estratégica” que, en palabras del propio José Luis Rodríguez Zapatero, mantienen ambos gobiernos. El primer ministro español visitará la Argentina el 26 de enero; estará en Buenos Aires y hará una escapada a El Calafate. Anoche, Kirchner, el rey y Zapatero se cruzaron en un pasillo donde mantuvieron una reunión informal en la que intercambiaron flores. Todo rapidito; la delegación argentina estaba con la cabeza puesta en las (complicadas) novedades sobre el canje de la deuda en default que le llegaban desde Buenos Aires y Roma (ver páginas 2 y 3).
Lo que une a Kirchner y a Zapatero no es sólo sintonía ideológica. Hay dos temas que los acercan: los contratos y las tarifas de las privatizadas, prioridad indiscutible para España y la necesidad de buscar apoyos en la negociación por la deuda externa, por el lado argentino.
El encuentro del pasillo mencionado anteriormente fue relatado a la prensa por el jefe de Gabinete argentino, Alberto Fernández, presente en el cruce. La reunión entre Kirchner, Zapatero y el rey Juan Carlos duró unos diez minutos. El jefe del gobierno español hizo referencia a la petrolera Repsol-YPF y a la posibilidad de que dicha empresa realice futuras inversiones en la Argentina. Kirchner, que festejó la novedad, le replicó que “con las empresas españolas (en el país) está todo bien”.
La necesidad de encontrarse en Costa Rica venía bien a ambas partes. El líder del PSOE más de una vez prometió que “relanzaría la política española para América latina”. Históricamente, los mandatarios españoles han sido los principales impulsores de las cumbres iberoamericanas. Sin embargo, esta vez todo pintaba para un fiasco por las ausencias previstas de Luis Inácio Lula da Silva, de Brasil; Ricardo Lagos, de Chile, y del cubano Fidel Castro. A los ausentes se sumó en forma imprevista Hugo Chávez, de Venezuela, por un atentado al fiscal que investigaba el golpe de Estado de 2002. “Es un encuentro devaluado”, cargó la prensa internacional, lo que molestó al canciller español, Miguel Angel Moratinos.
Ayer, mientras Kirchner volaba hacia Costa Rica, se conoció la reacción del G-20 por la decisión argentina de no participar de un debate sobre la forma en que deben negociar los países que entran en default. “Es una lástima que Argentina no participe, porque creo que con ello se margina a sí misma”, dijo el ministro de Finanzas alemán, Hans Eichel.
Por estas razones, Kirchner –a quien no le gustan las cumbres diplomáticas– aceptó el pedido de los españoles. Con el Tango 01 en cuarentena, el Gobierno alquiló un avión de Aerolíneas Argentinas. Hace diez días había hecho lo mismo a un costo de 5 mil dólares por hora de vuelo. Esta vez se trató de un inmenso Boeing 747-200, con capacidad para casi 400 pasajeros. Fue ocupado por unas treinta personas entre ministros (viajaron Alberto Fernández, Aníbal Fernández, Daniel Filmus), funcionarios, custodios y periodistas. Kirchner se refugió en el primer piso del avión, el sector de primera clase, acondicionado con sillones y escritorio. A las 12.55 hora local (15.55 de Argentina), el avión aterrizó en la capital, San José, donde el Presidente fue recibido por la vicepresidenta de Costa Rica, Lineth Saborío Chaverry. A unos quince minutos de allí, en las instalaciones del hotel Herradura –sede de la cumbre–, lo esperaba el canciller Rafael Bielsa. Había llegado un par de días antes para reunirse con Moratinos, su par español, y preparar el terreno para la charla entre los presidentes. “Hablaron de la deuda, de las tarifas y de Haití”, informó a Página/12 el subsecretario de Integración Latinoamericana de la Cancillería, Darío Alessandro.
Para el Gobierno, la apuesta principal del viaje fue la entrevista con Zapatero. Anteayer, el español había preparado el terreno desde Madrid. “La Argentina cuenta con el pleno apoyo de España en el FMI y con su comprensión ante los problemas que surgieron con las empresas españolas”, endulzó los oídos en una entrevista. Satisfechos por esas palabras, en la delegación contaban que también el canciller español había elogiado a Kirchner en una reciente cena en la casa del embajador español en Buenos Aires. “Pensé que me iba a encontrar con un populista, pero me encontré con alguien que entiende y tiene un plan”, dijo Moratinos en aquella comida.
En la cumbre, Kirchner devolvió gentilezas a Zapatero. Durante el plenario, el patagónico propuso una idea que el español ya había expuesto en las Naciones Unidas: la de conformar una alianza de civilizaciones, un acercamiento entre Occidente y el mundo árabe. El nombre se contrapone al famoso texto del conservador Samuel Huntinton, Choque de civilizaciones, aporte éste al esquema confrontacionista que emana de las políticas de George W. Bush.
Más allá de las flores, los españoles no son samaritanos: la contraparte argentina –reconocida a Página/12 por un miembro de la comitiva– fue postergar hasta ¿el año que viene? la discusión parlamentaria de un nuevo marco regulatorio para las privatizadas.
Deuda por educación
El Gobierno aprovechó la cumbre para presentar en los foros internacionales un proyecto impulsado por Filmus en la Unesco: el canje de deuda externa por inversión en educación. La propuesta consiste en que los estados acreedores resignen lo que les corresponde a cambio de que los países deudores inviertan esos fondos en educación. La propuesta fue incluida en la declaración de la cumbre, en los artículos 22 y 23. No por casualidad el lema del encuentro es “Educar para progresar” y la cuestión educativa fue central en los debates. Pero más allá de las palabras, en la delegación argentina resaltaban como un logro la posibilidad muy concreta de que el Estado español acepte resignar los 1000 millones de dólares que debe Argentina con la condición de que se destinen al presupuesto educativo. “Si lo logramos, podremos duplicar las becas anuales en educación”, aseguró Filmus.
El producto de las negociaciones de la cumbre se verá hoy, en el documento final, donde se espera que haya pronunciamientos a favor de la posición argentina sobre Malvinas y contra los subsidios agrícolas europeos.
Paralelamente, y al cierre de esta edición, el canciller cubano, Felipe Pérez Roque, se aprestaba a encontrarse con Kirchner, en una reunión pedida por el primero.