EL PAíS › UNA MANIOBRA SIMULTANEA DE ACREEDORES
Y BANCA EXTRANJERA FRENO EL CANJE DE DEUDA
“Una presión para que paguemos más”
Tras una serie de trabas impuestas a la negociación por acreedores italianos y el Bank of New York, el Gobierno decidió seguir adelante en el canje de títulos, pero sólo en la plaza de Buenos Aires. Toda la operación en el exterior quedó virtualmente caída. Sospechan que fuertes banqueros intervinieron en la maniobra.
Por Alfredo Zaiat
“Seguí adelante”, le dijo Néstor Kirchner, desde Costa Rica, a Roberto Lavagna cuando el ministro le comunicó por teléfono que el canje de bonos para salir del default sufrió un duro golpe en el frente externo. En apenas seis horas y media, entre las 17.00 y las 23.30 de anteayer, hubo una serie de reacciones de instituciones del exterior, claves para llevar adelante el trueque de papeles de deuda, que sacudieron la arquitectura técnica de esa operación. La oferta se quedó sin el banco (of New York) que se debe ocupar de realizar el proceso de recepción de los viejos títulos para asignar los nuevos en los mercados externos. Y la comisión de valores italiana (Consob), que tiene la responsabilidad de autorizar el canje en esa plaza estratégica por la cantidad de acreedores, reclamó una aclaración irrelevante al prospecto –ya satisfecha por Economía–, lo que postergó la apertura de la oferta a la segunda quincena de diciembre. Fecha tan próxima a las Fiestas que significa que recién a mediados de enero se lanzaría en la tierra de los ancestros del ministro. En los hechos, esas dos movidas implican, hoy, que se cayó el canje en las principales plazas financieras del mundo. Lavagna se preocupó en aclarar, en cambio, que “el proceso no se detiene para el mercado local”.
La interpretación que realizó Lavagna y su equipo de negociadores de esta sacudida, a diez días del lanzamiento formal de la oferta –que no se posterga–, es muy simple: “Es una presión para que mejoremos la oferta, que es lo mismo que pagar más”. Y antes de dejar algún espacio a la duda, el ministro sostuvo que “no habrá ningún cambio”. En el Palacio de Hacienda señalan a cuatro banqueros internacionales como el team que lidera, con relativo éxito, “este apriete”, como lo han definido cerca del ministro. Indican como ideólogo de la maniobra de la comisión de valores italiana a Nicola Stock, ex ejecutivo de la banca de ese país ahora reconvertido en lobbista jefe de acreedores defolteados.
“El ya había amenazado, a través de la prensa, que iba a frenar el canje con la Consob”, señaló Lavagna, “pero nosotros tratamos de rescatar el profesionalismo de esa comisión de valores”. En los últimos dos meses, Economía les adelantó a esos reguladores del negocio bursátil de Italia los borradores del prospecto para ir apurando el trámite. Cuando se hizo la presentación formal de la documentación (el pasado 9 de noviembre), esa agencia “ya tenía conocimiento del 98 por ciento de la oferta, por lo que nosotros esperábamos una pronta aprobación y no que se tomaran los 30 días previstos para pronunciarse”, apuntó el ministro. El requerimiento a las autoridades argentinas fue una excusa, evaluó Lavagna: “Nos mandan una nota para saber si el Ministerio de Economía y la Secretaría de Finanzas están en condiciones legales de llevar adelante el canje”. Se les respondió con la obviedad de que sí, pero los 30 días empezaron a correr a partir de la satisfacción de esa inquietud –el 17 de noviembre–.
Además de Stock, en el Palacio de Hacienda sindican como los principales operadores en contra del canje a tres pesos pesado del negocio financiero internacional:
- Jacques de Larosiere, director gerente del Fondo Monetario Internacional durante la década del ’80 y actual asesor estrella de la Banque Nationale de París.
- William Rhodes, el eterno ejecutivo del Citibank, conocedor como pocos del negocio de la deuda externa de los países latinoamericanos, líder histórico de los bancos acreedores en los años del endeudamiento feliz en la región y de las ineludibles operaciones de salvataje posteriores de esas entidades con canjes que sólo sirvieron para patear para adelante el problema.
- Charles Dallara, también perenne lobbista de la banca siendo subsecretario del Tesoro americano, ejecutivo de JP Morgan y, desde 1993,director del Institut of International Finance, entidad que agrupa a los principales bancos del mundo.
En el comunicado de prensa del Ministerio de Economía, se afirma: “La República no tiene, oficialmente, opinión sobre estos hechos coincidentes temporalmente”. Esa es la versión edulcorada. “La coincidencia es muy sospechosa”, afirmaron, con más énfasis, colaboradores cercanos al ministro. Estos apuntan sin disimulo a esos banqueros en la tarea de “operar en contra del canje”.
Al retraso de la apertura de la oferta en Italia se agregó en el mismo momento que el Bank of New York, que tenía la tarea esencial de recibir todas las presentaciones de los tenedores de los viejos bonos, procesarlas y efectivizar el trueque, se bajó de la operación un día antes de formalizar el contrato para la provisión de ese servicio. Y esa deserción ha sido un golpe demoledor, más importante que la postergación italiana. “Dificultades técnicas” fue la excusa del banco, aduciendo complicaciones que ya conocían de antemano todos los protagonistas del mayor y complejo canje de papeles de la deuda de la historia, que reúne a 152 bonos diferentes, emitidos en 6 monedas y en 8 legislaciones diferentes. El Of New York había manifestado su preocupación en varios aspectos operativos, pero no era esperada su deserción. En este cambio de papeles se ponen a prueba todas las principales instituciones de clearing (compensaciones) del mundo financiero, y algunas de ellas, como la de Frankfurt, no están actualizadas tecnológicamente para procesar la infinidad de opciones que se pueden presentar en este canje de viejos papeles por 9 nuevos títulos, en 4 monedas y en cantidad similar de legislaciones.
“El proceso es de una extrema complejidad técnica”, admitió Lavagna. “Pero hay cuestiones políticas”, dejó caer sin agregar ningún otro comentario. Aquí se abre un interrogante que el ministro no contestó y que está expresado en forma enigmática en el parte de prensa oficial: “Otros intervinientes plantearon cuestiones contractuales que implican demoras”. En la Casa Rosada, funcionarios cercanos al Presidente agregan que no tienen dudas de que detrás de los lobbistas de los acreedores está la mano del Fondo Monetario Internacional. Interpretación que no es compartida en esos términos por Lavagna y su equipo.
Con el canje en el frente externo por ahora en suspenso, el local comenzará como estaba previsto, dentro de dos lunes. La Caja de Valores será la encargada de realizar la tarea de compensación y, según Lavagna, la oferta se irá extendiendo a las jurisdicciones previstas a medida que se vayan obteniendo las aprobaciones de los entes de regulación. Para ello resulta fundamental la contratación de otro banco que reemplace al desertor, misión que no será nada sencilla. No hay peor manera de sentarse en una mesa con banqueros que estar ansioso y apurado por el tiempo.
Tiempo es, precisamente, lo que ha empezado a jugar en contra del canje, no solamente por el mayor o menor nivel de aceptación que reúna, sino también porque el frente externo de la deuda, poderosos acreedores y también el FMI, han jugado cartas fuertes para hacer naufragar, paradójicamente, la salida del default.