Pese a guardar a sus titulares, Lanús no comenzó bien su participación en la Copa Libertadores. Con practicidad, Libertad supo sacar provecho de los errores del conjunto local y se llevó un triunfo 2-0 que resultó justo.

Muy pronto quedó en claro que el encuentro no iba a ser sencillo para Lanús. Es que Libertad salió decidido a quitarle la pelota y a pelearle el trámite en la mitad de la cancha. Y sin su herramienta predilecta, el conjunto de Zubeldía comenzó a sufrir. Es que si bien el conjunto paraguayo generaba poco en ataque, el equipo argentino se sentía incómodo. Ni Blanco ni Aguirre podían desequilibrar por los costados, donde Libertad duplicaba las marcas, con un volante que se emparejaba con el jugador local y un lateral que lo esperaba por las dudas. Con esa estrategia, ni Lagos ni Castillejos entraban en juego, por lo que Lanús lucía partido.

A ese panorama oscuro, el paso de los minutos motivó que se potenciara. A medida que transcurría el tiempo, los jugadores argentinos comenzaron a sentirse nerviosos, a intentar resolver cada uno por su lado y a desordenarse. Y ante un conjunto con tanto oficio, prácticamente significó suicidarse. Es que en una de las primeras ocasiones que se le presentaron, Libertad facturó: Hoyos pifió un rechazo tras un tiro libre en la barrera y la pelota le quedó a Rodolfo Gamarra, que resolvió con un remate bajo ante Marchesín.

El impacto nubló más todavía a Lanús, que siguió sin claridad y, para colmo, regaló el segundo tanto. Ante un pelotazo llovido, entre Hoyos y, sobre todo, Viera dudaron, lo que motivó que la pelota picara en el área y le quedara a Pablo Velázquez, que definió con clase ante la salida del arquero. Allí se terminó de derrumbar Lanús, que arrancó de la peor manera su participación en la Copa.