Sábado, 17 de julio de 2010 | Hoy
DEPORTES › BOCA VENCIó 1-0 A MELBOURNE VICTORY, EN SU PRIMER AMISTOSO EN OCEANíA
Con un lindo gol de Marcelo Cañete, el enganche que utiliza Borghi mientras no tenga a Riquelme, el conjunto boquense logró una apretada victoria. El pibe, que intenta imitar a su ídolo, volvió a jugar en gran nivel y se perfila para reemplazarlo.
Por Facundo Martínez
Una idea bien clara tenía el fallecido Pedro Pompilio cuando se la jugó repatriando a Juan Román Riquelme, a quien Mauricio Macri, en su rol de mandamás boquense, le había bajado torpemente el pulgar porque además de caro era un jugador díscolo. Pompilio quería que Riquelme contagiara con su magia a los enganches con los que el club contaba en las distintas categorías de sus divisiones inferiores.
En diciembre de 2007, el dirigente juntó a todos los diez del club en Casa Amarilla y se los presentó a Riquelme. Creía Pompilio que Riquelme iba a potenciar a esos chicos que lo veían como un ídolo y hasta le conocían las pisadas. “Román va a ser un gran apoyo para estos chicos”, justificaba el dirigente. Y así fue. Uno de esos muchachos que dialogaron con Riquelme es Marcelo Cañete (entonces enganche de la Cuarta), quien con tan sólo dos partidos con el primer equipo se presenta como la promesa más seria del club en materia de talentos.
Señalado como futuro crack de Boca, Cañete deslumbró al entrenador Claudio Borghi en la pretemporada y, con la ausencia de Riquelme y la lesión de Pochi Chávez, se ganó un lugar entre los titulares. Fue una de las figuras boquenses en la victoria ante Palmeiras en Brasil, “hizo cosas interesantes”, lo elogió el Bichi, y ayer volvió a mostrar su jerarquía frente al Melbourne Victory de Australia, al marcar un lindo gol que le dio la victoria al equipo xeneize, en el primer partido de la gira por Oceanía que se cerrará el próximo viernes con el partido ante Wellington Phoenix de Nueva Zelanda. Ni siquiera importó un choque con el árbitro, que le hizo sangrar la nariz y lo obligó a jugar con un algodón.
No es fácil la tarea que se le encomendó a Cañete. Pero este volante de 20 años, diestro y hábil, que llegó a Boca de la mano de Ramón Maddoni, está demostrando que puede ocupar ese lugar. “No hay nada más lindo que dar un pase de gol. Siempre traté de copiar a Román”, admitió Cañete, hoy pelado como el resto de los ocho chicos que se sumaron a la Primera durante la pretemporada. Borghi lo pescó enseguida, le habían hablado bien del pibe. En una práctica le tiró la pechera de los titulares y le dijo: “Jugá como vos sabés”.
Lo que Borghi vio de este juvenil es que es un enganche como los de antes, que le gusta asistir a sus compañeros, generar juego, que es vertical y que también busca el arco. Como alguna vez soñó Pompilio, Cañete busca convertirse en un espejo de Riquelme. No será fácil para Cañete, quien confiesa que se muere por jugar con Román y tirar paredes juntos, en un intento en el que ya han sucumbido varios.
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