Viernes, 22 de julio de 2011 | Hoy
DEPORTES › BATISTA, BROWN, GARRE, OLARTICOECHEA, HASTA PERAZZO, CON FECHA DE VENCIMIENTO
La probable salida de Sergio Batista y su ayudante de campo José Luis Brown significará el canto del cisne de la llamada Generación del ’86, el grupo de futbolistas que ganaron el Mundial de aquel año devenidos en entrenadores, muchos de ellos sin pergaminos, que fueron contratados por la Asociación del Fútbol Argentino como reconocimiento a aquel logro de hace un cuarto de siglo, pero a quienes los resultados no les sonrieron como en la Copa del Mundo en la que brilló Diego Maradona. Los vínculos contractuales de la mayoría de ellos con la AFA vencen el 31 de julio y no serán renovados.
Batista y Brown iban a ser los ayudantes de campo de Maradona en el seleccionado, pero fueron marginados por el astro y debieron esperar su oportunidad, que terminó siendo efímera. Su momento dorado tuvo lugar tres años atrás, cuando la Selección olímpica que conducía defendió con éxito en los Juegos de Beijing la medalla de oro ganada en Atenas 2004, cuando al equipo lo condujo Marcelo Bielsa.
Sin embargo, seis meses más tarde sufrió un duro sinsabor, ya que el seleccionado Sub-20 que conducía en el Sudamericano de Venezuela no se clasificó para el Mundial de Egipto, después de un triunfo, cinco empates y tres derrotas.
De todas maneras, llegó a la Selección tras el Mundial de Sudáfrica, primero como técnico interino y luego confirmado a partir del 2 de noviembre pasado. Las victorias sobre España en Buenos Aires y sobre Brasil en Qatar fogonearon la nueva etapa, mientras Batista pregonaba su intención de un regreso al estilo tradicional del fútbol argentino, que rápidamente emparentó con el del Barcelona. Ello pese a que Carlos Bilardo y Humberto Grondona continuaban siendo director y subdirector, respectivamente, de Selecciones Nacionales de la AFA.
El Sub-17 que había sido conducido por Brown pasaba a manos de Oscar Garré, otro mundialista del ’86, mientras Julio Olarticoechea tomaba el Sub-15 y Walter Perazzo el Sub-20. Del viejo proyecto de juveniles impulsado por José Pekerman no quedaba nada.
Batista se hacía esclavo de sus declaraciones de principios en sus cada vez más numerosas apariciones públicas. Inventaba una Selección Sub-25 que le traería dolores de cabeza y un reto de Julio Grondona, al que se había subordinado. Abajo, el panorama tampoco era el mejor. Perazzo no lograba clasificar a la Sub-20 para los Juegos Olímpicos de Londres y el equipo terminaba tercero en el Sudamericano de Perú. Olarticoechea es ahora su ayudante de campo. El Sub-17 de Garré desempeñó un pobre papel en el reciente Mundial de México, clasificándose a octavos de final como el peor de los terceros y siendo eliminado rápidamente por Inglaterra.
Con la salida de Batista, la Selección Argentina se devora a su tercer entrenador en tres años, tras la renuncia de Alfio Basile en 2008 y la salida de Diego Maradona el año pasado. A aquella sana costumbre de los proyectos de Selección, iniciada en 1974, también se la fagocitó la urgencia.
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