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Regresó Chacana, el futbolista argentino que huyó de la guerra
El ex futbolista de River escapó el jueves de Kuwait, en donde jugaba para un equipo de Primera. “No vuelvo hasta que acabe.”
“Tenía mucho miedo e incertidumbre por mi familia. Me dolía mucho todo esto porque no se puede estar jugando con una persona y menos en esta situación. Gracias a Dios, ya regresé.” El futbolista argentino Carlos Chacana arribó ayer desde Kuwait, en donde fue licenciado por el club Al-Arabi, en principio por 15 días, a raíz del conflicto bélico que mantiene los Estados Unidos con Irak.
“Tengo licencia por 15 días y, si todo mejora, vuelvo. En caso contrario deberé esperar que me llame la embajada argentina para saber en qué fecha deberé regresar pero, eso sí, sólo cuando termine la guerra”, enfatizó Chacana.
El tucumano permanecía desde enero en Kuwait jugando en el plantel de Al-Arabi, uno de los clubes más populares de ese país, pero al estallar la guerra los dirigentes decidieron licenciar a los futbolistas, ya que se suspendió el campeonato oficial.
Los dirigentes del club le ofrecieron a Chacana trasladarse a Europa para esperar allí la marcha del conflicto bélico y volver a Kuwait en caso de que el ataque termine en pocos días, pero el futbolista tucumano optó por viajar directamente a la Argentina. “Uno está a miles de kilómetros de distancia y los familiares se preocupan, son cosas que no tenían en cuenta o no querían entender los dirigentes del club”, amplió.
El delantero tucumano temía que al comenzar la guerra se cancelaran las operaciones de los aviones en el aeropuerto de Kuwait y de esa forma no iba a poder salir de la zona de fuego, pero finalmente eso no sucedió. “Hasta el martes pasado en Kuwait la vida era muy tranquila, se podía salir y se veía a la gente tranquila en la calle, pero después era un mundo de personas saliendo o intentando salir del país”, describió el ex jugador de River, que regresó vía Frankfurt.
A diferencia de Chacana, Romario, que juega en el Al-Saad de Qatar, quiere quedarse en esa nación, ya que dijo no considerarse amenazado por la guerra. Pero su compatriota Viola, que juega en el Gaziantepspor de Turquía, tiene miedo a represalias iraquíes contra ese país y quiere volverse, al punto de que el Palacio Itamaraty, la cancillería brasileña, se ocupa de su caso ante el intenso deseo del futbolista.
“Sólo pensaría en salir de Qatar si me sintiese amenazado –apuntó Romario, que tiene contrato hasta fines de mayo–. La guerra es lamentable y triste pero, si Dios quiere, nada va a sucederme. Estoy feliz en Doha y sólo volveré si hay alguna amenaza a mi integridad física.”
La embajada brasileña en Ankara fue instruida para que negocie la rescisión del contrato de Viola con Gaziantepspor y la embajada brasileña en Suiza también intervendrá en caso de que sea necesario negociar con la FIFA. Hay 55 futbolistas brasileños jugando en Medio Oriente.