DEPORTES › ARGENTINA VENCIO 3-0 A RUSIA EN LA COPA DAVIS Y YA ES SEMIFINALISTA
Moscú no cree en lágrimas, pero igual llora
David Nalbandian y Lucas Arnold vencieron 3-6, 6-3, 6-4, 6-3 a los rusos Yevgueny Kafelnikov y Mikhail Youzhny, y consiguieron el punto que la Argentina necesitaba para jugar por séptima vez en la historia las semifinales de la Copa Davis. España espera.
Por Ariel Greco
La volea de revés de Mikhail Youznhy se estrelló en la red. De inmediato, David Nalbandian corrió para abrazar a Lucas Arnold. Desde el banco, Gustavo Luza saltó a la cancha, miró al cielo y saludó a su familia en la tribuna. También se prendieron Mariano Zabaleta y Gastón Gaudio, que alentaban a sus compañeros desde un costado. Y las más de 10 mil personas que coparon el estadio estallaron en un solo grito. Es que con ese error de Youznhy, Nalbandian y Arnold se aseguraron el triunfo 3-6, 6-3, 6-4, 63 sobre Yevgueny Kafelnikov y Youznhy, sentenciaron la serie ante Rusia 30, vengaron la derrota del año pasado en Moscú y le dieron a Argentina la clasificación para las semifinales de la Copa Davis por segundo año consecutivo. Demasiados motivos para desatar la euforia.
El festejo loco se prolonga. Nalbandian toma una toalla y la revolea sobre su cabeza. “Oh, Argentina /es un sentimiento/ no puedo parar...”. Y el cordobés no para. Al igual que Zabaleta, que lo imita con una bandera argentina que le dieron desde la platea. Desde las tribunas también se suma la gente para que la fiesta sea completa. Alguien acerca una botella de champagne. Gaudio se siente Michael Schumacher en el podio y no tarda en rociar a sus compañeros. Ni siquiera se salva Martín Jaite, que mientras intentaba realizar una nota para la televisión recibió el particular bautismo de parte de Nalbandian. Ni la velocidad de piernas que exhibía en sus años en el circuito le permitieron al ex top ten escaparse de la ducha del actual top ten. El siguiente objetivo fue Luza, que no logró evitar la botella de Zabaleta pese a su investidura. Luego el todos contra todos ya no dejó sobrevivientes.
Más tarde fue el turno de las palabras. “Quiero agradecer a todos por aliento infernal que nos brindaron”, arrancó Arnold. “Es muy lindo poder jugar con toda la gente a favor”, agregó Nalbandian. “Estoy muy feliz por cómo se brindó el equipo”, destacó Luza. Y a pesar de la emoción, Zabaleta tuvo tiempo para meterle presión al capitán. “Ahora que está todo definido, espero que mañana me ponga”, señaló el tandilense, con lo que se ganó el aplauso de la gente. Más tarde, Luza confirmó su presencia, aunque no aclaró quién descansará. Después vino la vuelta olímpica, mientras el “dale campeón” bajaba desde las tribunas y por los parlantes se escuchaba el ya clásico “espero que esto dure para siempre...” de cada celebración. El festejo luego se prolongó a la intimidad.
Claro que antes de la alegría primero hubo tiempo para sufrir un poco. Aunque Marat Safin no pudo jugar por la lesión que padece en el tobillo derecho y fue reemplazado por Youznhy, los rusos arrancaron más metidos en el partido, sobre todo por las imprecisiones de Arnold. Así se llevaron el primer set y se perfilaban para quedarse con el punto. Pero a medida que Arnold fue encontrando su ritmo en la red y Nalbandian afinó su devolución de saque, el juego fue cambiando de manos. En especial porque Kafelnikov se enojó, cometió demasiados errores y dejó la responsabilidad de la pareja en Youznhy. La dupla argentina aprovechó esa circunstancia para quedarse con los dos siguientes parciales sin demasiadas dificultades, a pesar de los constantes quiebres que se sucedieron en el partido.
Con la confianza arriba y con el aliento de la gente, que se levantó a partir de las quejas de Kafelnikov, los argentinos sacaron ventajas rápidas en el cuarto y ya no dieron oportunidades. Del resto se encargaron la solidez de una pareja que se consolida en cada partido y los ángulos imposibles que consiguió Nalbandian con su devolución de saque. Entonces llegó la volea de revés de Youzhny que se clavó en la red y que desató el festejo loco.