Tras la polémica desatada por las declaraciones del secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, el presidente de la entidad, Joseph Blatter, envió ayer una carta a Brasil en la que presentó sus disculpas y pidió una reunión “cuanto antes” con la presidenta, Dilma Rousseff. “Mi único comentario en relación con ese asunto es pedir disculpas a todos aquellos que tuvieron su honra y su orgullo heridos, en especial al gobierno brasileño y a la presidenta Dilma Rousseff”, señaló el suizo en una carta enviada al ministro de Deportes brasileño, Aldo Rebelo.

En ese sentido, Blatter expresó estar “extremadamente preocupado” por el deterioro de la relación entre la FIFA y el gobierno brasileño, aunque exhortó a “no permitir que los conflictos hagan perder tiempo”. “Poseemos una meta común: organizar una Copa del Mundo extraordinaria, en el país del fútbol, en el país de los campeones. Brasil merece ser el anfitrión y el mundo entero aguarda ansioso por esto”, argumentó el suizo.

Por otro lado, si bien evitó hablar sobre los retrasos en la refacción del transporte y la hotelería de varias ciudades brasileñas que serán sedes del Mundial, Blatter deslizó que “desde 2007” Brasil sabía que sería el país organizador. “Sólo digo que el tiempo corre desde hace ya casi cinco años. Pero de todas formas, no debemos dejar que los conflictos nos hagan perder tiempo. En lugar de ello tenemos que trabajar juntos para algo más grande, tal como se lo prometí al presidente Lula durante su mandato”, señaló el mandamás de la FIFA.

Por último, Blatter expresó su deseo de viajar a Brasil luego de que termine su actual gira asiática, el próximo sábado. “Me gustaría reunirme lo antes posible con la presidenta Dilma Rousseff y con usted (el ministro Rebelo), preferentemente en la semana próxima”, pidió Blatter.

Por su parte, una comisión legislativa brasileña aprobó ayer en primera instancia la ley exigida por la FIFA desde 2007, que autoriza el consumo de bebidas alcohólicas en los estadios. De todas formas, ahora el texto deberá ser avalado por los plenarios de la Cámara y el Senado antes de ir a sanción presidencial.