DEPORTES › MESSI EN BARCELONA

El día después del dolor

El argentino se recluyó, y aunque su humor mejoró tras la eliminación del Real Madrid, todavía le duele el penal errado. No hubo reproches para él, sino elogios por su gran temporada.

Lionel Messi se levantó ayer en Barcelona con la resaca de la eliminación de la Champions League a manos del Chelsea, y aunque el humor le mejoró algo a la noche tras la caída del Real Madrid, el penal marrado le sigue doliendo. Aunque probablemente no sea vital para él, será muy difícil ganar un cuarto Balón de Oro al mejor jugador del mundo, pese a que el máximo candidato, Cristiano Ronaldo, haya perdido algunos puntos ayer, también con un penal errado en la definición de la restante semifinal y otra eliminación a cuestas. Nadie osó esgrimir un reproche contra el rosarino.

“Si llegamos hasta aquí es gracias a este chico”, dijo Josep Guardiola, el entrenador del Barcelona, que llegó bastante más tarde de lo habitual a su encuentro con la prensa tras el partido, obligado a recomponer el ánimo en un vestuario devastado. “Mi admiración por él es inmensa, inconmensurable”, insistió el técnico del Barcelona, que no se refirió en estos días a la llamativa ausencia de Messi a un entrenamiento tras la derrota ante el Real Madrid, el sábado.

“No creo que Messi tenga que reprocharse nada, ni mucho menos”, aseguró Andrés Iniesta, uno de los pocos jugadores del Barcelona con ánimo para hablar. Messi reaccionó como siempre en esas escasas noches en las que el deporte le pone límites: se esfumó, no habló. No está hecho para que el fútbol le diga “no”, por eso ocultó el rostro bajo la camiseta cuando las lágrimas se le hicieron más incontrolables.

“Nada que reprocharle al jugador que más le ha dado al Barça en la historia. Todo lo contrario”, escribió el diario Sport, mientras todos los medios destacaban el generoso canto de los hinchas azulgrana en los minutos de la eliminación: “¡Ser del Barça es lo mejor que hay!”.

Pero Messi probablemente ni escuchaba las 95.000 gargantas en catarsis en el Camp Nou. Deambulaba en soledad, aturdido y lloroso en el final del partido. Se le acercó el delegado del equipo, Carlos Naval, pero prácticamente ningún compañero, que saben que cuando el “crack” se desconecta es mejor dejarlo solo.

Varios hombres de Chelsea, en cambio, lo consolaron. Hasta parecieron pedirle perdón. Entre ellos Frank Lampard y Didier Drogba, símbolos de un equipo, el Chelsea, al que Messi no sabe cómo moverle las redes. Bien puede hablar de ello Petr Cech, que con 495 minutos sin que Messi lo venza es el arquero más exitoso en la misión de contener el habitual aluvión de goles del rosarino.

Alerta para el Barcelona, porque si el argentino juega bien, el equipo también. Pero si Messi duda, también lo hace el Barça, que sólo ganó en ocho de los 22 partidos en los que el triple Balón de Oro no anotó un gol en la temporada.

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Messi tapa sus lágrimas tras la eliminación y ayer vivió horas difíciles.
Imagen: AFP
 
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