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Desde Roma

Aunque el precio a veces es muy elevado porque las organizaciones mafiosas son machistas y violentas aun con sus propios miembros, algunas mujeres se rebelan a la opresión que significa pertenecer de por vida y sin haberlo elegido, a una familia mafiosa. No importa si se trata de la Cosa Nostra o la mafia siciliana, de la Camorra o mafia napolitana, de la ‘Ndrangheta o la mafia de Calabria, como en este caso. Lo importante es que desafiando todos los códigos de comportamiento mafioso, ellas tienen el coraje de colaborar con la Justicia y denunciar a los miembros del clan que tan bien conocen.

Este fue el caso de Maria Concetta Cacciola, de 31 años, cuya familia pertenece a la ‘ndrina o familia de la ‘Ndrangheta Bellocco, de la localidad calabresa de Rosarno. También fue el caso de Giuseppina Pesce, prima hermana de Maria Concetta y “arrepentida” –como se llama en Italia a los mafiosos que colaboran con la Justicia– de otra ‘ndrina, la familia Pesce. Pero el caso de Maria Concetta y de su hermano, arrestado ayer en el norte de Italia, fue mucho más dramático.

En mayo de 2011, Maria Concetta había comenzado a colaborar con la Justicia, empujada, al parecer, por la decisión del padre de no permitirle divorciarse de su marido, también mafioso de la ‘Ndrangheta que está en la cárcel cumpliendo una condena de ocho años. Maria Concetta se había enamorado de otro muchacho y por eso quería separarse. “Este es tu matrimonio y lo tenés para toda la vida”, le habría dicho el padre.

Cuando la familia descubrió que colaboraba con la Justicia, la amenazó de todas formas, el padre y el hermano la maltrataron insistentemente y con violencia para tratar de disuadirla. Hasta la obligaron a hacer un video donde se retractaba de todas las afirmaciones que había hecho ante los jueces que la interrogaron. Por último y ante su insistencia, la amenazaron con no dejarle ver nunca más a sus hijos, que estaban con los abuelos mientras se terminaban de afinar algunos detalles para que fueran a vivir con ella en una localidad secreta a fin de estar protegidos de una eventual “vendetta” (venganza) mafiosa.

Los padres la encontraron en la localidad donde había sido alojada por la Justicia –y que por lo visto no era tan secreta– y se la llevaron en auto hasta su casa. Gracias a las microespías colocadas por los carabineros dentro del auto de la familia Cacciola, se pudieron ver los golpes y malos tratos de que “la Marescialla”, como le decían a la joven, fue objeto. Maria Concetta no logró superar las angustias y las amenazas y en agosto pasado se suicidó ingiriendo ácido muriático.

Mientras los padres de la muchacha, Michele Cacciola y Anna Rosalba Lazzaro, fueron arrestados en febrero y están todavía en la cárcel, el hermano, Giuseppe Cacciola, había logrado escapar de la policía. Fue detenido en cambio ayer, al salir de un supermercado en una localidad del norte de Italia, Paderno Dugano, en las afueras de Milán. El y sus padres están acusados de haber maltratado a la joven hasta inducirla al suicidio. Pero hay quien sospecha, porque ha ocurrido otras veces, que la familia la puede haber obligado directamente, y no ya sólo con presiones morales, a beber el ácido muriático.

La ‘Ndrangheta es, junto con la Camorra napolitana, una de las mafias más poderosas del mundo. La mafia calabresa está especializada en el tráfico de cocaína –expertos aseguran que controla el tráfico de la cocaína en toda Europa–, pero también de heroína, de dinero sucio y de armas. Está presente en los cinco continentes, pero sus negocios más florecientes están en América latina. Tiene excelentes relaciones con los traficantes colombianos y mexicanos y sus familias están presentes en todos los países latinoamericanos, sin excluir la Argentina.