El rostro pálido y su expresión de pocos amigos una vez finalizado el clásico ante Racing dieron cuenta de que Christian Díaz iba a tener una semana muy agitada. Y así fue. Veinticuatro horas después de la derrota, el presidente de Independiente, Javier Cantero, notificó públicamente que los próximos dos encuentros (ante Boca por la Sudamericana y Arsenal en el Inicial) serán trascendentales para el futuro del DT, que como si fuera poco recibió amenazas telefónicas. “Soy el responsable de todo lo que pasó. Soy el primer preocupado por salir de esta situación. No será necesario que Cantero me eche. No estoy acá por plata, sino por la gloria”, sostuvo Díaz tras el entrenamiento de ayer.

Su andar nervioso por la línea de cal al lado del banco de suplentes denotaba las emociones que afloraban por su cabeza. El 0-2 ante Racing, y con un paupérrimo nivel por parte de sus dirigidos, presagiaban una lluvia de críticas orientadas hacia Díaz, que lejos de esconderse, ayer, tras la práctica matutina del equipo en el predio de AFA en Ezeiza, encaró a la prensa y aseguró: “Con Racing dimos un paso atrás, porque no jugamos bien. Soy el responsable de todo. En el torneo está la obligación lógica de ganar y poner a Independiente en el lugar que se merece, algo que por ahora no estamos logrando”.

Lo cierto es que el colchón en el que estaba recostado el entrenador desde que asumió oficialmente se hizo poco a poco más estrecho debido a los malos resultados, y ahora su continuidad en el cargo pende de un hilo. En ese sentido, los dos próximos compromisos del equipo (Boca y Arsenal) serán trascendentales para su futuro. “Cantero no me va a tener que echar. Seré yo quien dé un paso al costado cuando sea el momento. Tengo un gran presidente, con el que hablo de fútbol y muchas veces coincidimos y otras no”, indicó Díaz, que no quiso opinar sobre las críticas que recibió por parte de Ricardo Bochini. “Es un ídolo y está en su derecho a opinar. A veces habla de más, a veces de menos”, deslizó Díaz, que recibió varias amenazas por teléfono. “Son gente que no le da la cara para decir algo personalmente. No es grato que te digan cosas de tu familia o leer que alguien sabe a qué colegio va tu hijo”, se lamentó el entrenador.

Sin embargo, ya no queda tiempo para mirar hacia atrás. En el horizonte aparece la Copa Sudamericana. Y hoy en la Bombonera ante Boca, aquel mismo escenario en donde se aseguró ser el DT de Independiente tras aquel histórico 5-4, puede ser el mismo lugar donde se termine su aventura al mando del club de Avellaneda, siempre y cuando no obtenga un buen resultado. “Ante Boca es una buena oportunidad para recuperarnos. Será un partido de 180 minutos. Vamos con el objetivo de dejar la llave abierta y recuperar la tranquilidad para poder trabajar mejor”, puntualizó Díaz.