Nada pudo hacer el sanjuanino Mauricio Muñoz para ganar el título pluma de la Federación Internacional. El ruso radicado en California Evgeny Gradovich lo derrotó ampliamente por puntos ayer en el Venetian Casino & Resort de Macao, China. Tan ampliamente que le ganó casi todos los rounds. Los diez puntos de diferencia (119/109) acumulados en dos de las tres tarjetas de los jurados y las doce unidades (120/108) que surgieron de la restante dan la pauta de la manifiesta superioridad de Gradovich sobre Muñoz, quien terminó con el rostro muy inflamado por el intenso castigo que recibió.

No fue una paliza porque a la pegada del invicto campeón ruso le falta vigor para ello. Pero el dominio resultó abrumador. A partir de un boxeo suelto y claro y de un ritmo sostenido, Gradovich (56,964 kg) combinó con gran eficacia sus manos al cuerpo y a la cabeza, y muy pronto redujo a Muñoz (58,967 kg) a la impotencia. El sanjuanino apostó a llegar desde afuera con una derecha larga y voleada. Pero cuando advirtió que sus intentos no le daban resultado, se limitó a aguantar la continua metralla que le disparó Gradovich desde todos los ángulos, sabiendo de antemano que su derrota era inevitable.

Por eso, porque muy rápidamente hubo un dominado y un dominador y porque el resultado no tuvo incertidumbres, la pelea careció de matices y se hizo unilateral y poco emotiva. En los tres asaltos finales, la única incógnita residió en saber si el ruso podía definir antes del límite o si el sanjuanino se quedaba sobre el ring a pesar de la hinchazón de su cara. “Me duele la cabeza”, le espetó varias veces Muñoz a su rincón en los intervalos entre round y round. Sin embargo, nadie hizo nada allí como para aliviarle el suplicio. La pelea terminó siendo un padecimiento para el retador. Las distancias de estilo, calidad y eficacia resultaron indescontables. Y sólo la escasa contundencia de Gradovich evitó que la derrota de Muñoz fuese más rotunda y dolorosa de lo que en verdad fue.