Se esperaba mucho de este Boca renovado, con ánimos en alza y armonizado a fuerza de cambios, sobre todo después de lo que el equipo de Carlos Bianchi había insinuado en sus partidos de pretemporada. Pero no, ayer Boca no estuvo a la altura de las expectativas. Pese a eso, tras dos goles mal anulados a Belgrano, se terminó llevando un agónico triunfo por 2-1, con un cabezazo salvador de Daniel Díaz, a los 87 minutos.

Apenas seis minutos le duró el arco en cero a Boca, porque tras una serie de fallas defensivas provocadas por un buen ataque del conjunto cordobés, el arquero Orion, al intentar despejar un remate, habilitó a Carrera para que éste, con un toque de derecha, pusiera el 1-0. Pero duró poco la ventaja, porque unos minutos más tarde una mala salida de Olave, que fue a disputar una pelota con Blandi con la pierna en alto, impactó sobre el delantero provocando un claro penal que el árbitro Carlos Maglio no dudó en cobrar. Ejecutó Riquelme, con un remate a la derecha del arquero, y el marcador volvió a quedar empatado.

Maglio iba a tomar un protagonismo aún mayor cuando a los 16, a instancias del juez de línea, les anuló el segundo gol a los cordobeses. La posición adelantada no era para nada clara, pero por las dudas el línea levantó la bandera. Apenas cuatro minutos más tarde, Maglio les anuló otro gol a los locales por una posición adelantada totalmente inexistente. Pero a pesar de que los jugadores de Belgrano ya tenían argumentos suficientes como para cuestionar el trabajo del árbitro, el asunto se terminó de complicar con un claro penal de Insúa sobre Carrera que tampoco cobró.

Ahora ni con ayuda Boca conseguía imponer su juego. No funcionaban bien Ledesma ni Ribair Rodríguez, y los intentos de Riquelme de asociarse con Insúa o Sánzchez Miño no prosperaban; para colmo, tampoco desequilibraba Martínez y entonces a Blandi no le llegaba clara la pelota.

En Belgrano se lucían Pereyra y Farré, pero sobre todo se destacaba el buen planteo colectivo. Si bien con el correr de los minutos Belgrano fue perdiendo fuerzas y claridad. Pese a eso, entre Pereyra y Farré tuvieron otra inmejorable chance para ponerse nuevamente en ventaja, pero el volante no definió bien y después Ribair terminó despejando sobre el palo. Luego, Gigliotti, en una jugada aislada gracias a una buena pelota profunda de Riquelme, quedó mano a mano con Olave pero remató al cuerpo. Y cuando Boca parecía conformarse con el punto, en un tiro de esquina ejecutado por Sánchez Miño, Díaz saltó más alto que todos y, de cabeza, anotó el agónico 2-1 para darle finalmente la victoria a Boca.