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Por Diego Bonadeo

Como siempre, pero con los movimientos de cabotaje de alguna manera ninguneados por las multimillonarias movidas con el fútbol europeo como epicentro, el receso entre Clausura y Apertura ocupa sus tiempos en las cuestiones periféricas al juego.
Todavía sin acallarse los remezones de la repercusión marquetinera del pase de David Beckham al Real de Madrid, por aquí pareciera que las inminencias electorales –las del país y las del fútbol– juegan su juego, así como en el resto del mundo.
Ciertos negocios y complicidades enrarecieron en los últimos días la relación, desde siempre culturalmente distante, entre el técnico de la Selección Marcelo Bielsa y las corporaciones dirigenciales que deciden respecto del fútbol en la Argentina. Y una vez más, Bielsa puso varios puntos sobre varias íes e hizo significativos mutis por los foros, cuando entendió que correspondía.
Pero quizá lo que más empariente al fútbol con el país en la semana que termina fue la atávica falacia de la supuesta intransferibilidad. En este caso fue la condición de tal que Mauricio Macri, más que Boca Juniors, determinó respecto de Carlos Tevez.
Aparte de la irrealidad intrínseca que supone declarar intransferible a Tevez o a cualquiera, como si ayer, hoy o mañana se le cerrara la puerta de las negociaciones en las narices al club, dirigente, intermediario, empresario, representante, espía o lo que fuere que ofrece por Tevez o por quien sea una cifra exageradamente impensable, está claro que habiendo elecciones para jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en pocos meses más, el presidente de Boca y candidato al cargo político, como alguna o varias veces ya antes, otros dirigentes ante inminencia de comicios –claro que en instituciones deportivas y no en provincias o distritos– deciden algo en algún sentido, apuntando exclusivamente al rédito electoral. Independientemente de si realmente se ofrecieron por Tevez nueve millones de pesos o de dólares y si tal suma se ajusta o no a los valores del mercado para un futbolista como el de Boca.