Viernes, 8 de noviembre de 2013 | Hoy
DEPORTES › LA CONTINUIDAD DEL RIOJANO EN RIVER NO ESTA TAN CLARA
La eliminación de la Copa Sudamericana derivó en una crisis interna, y las elecciones del mes que viene serán decisivas para determinar si el entrenador continúa en su cargo. El respaldo que tenía de los hinchas ya no es total.
River recibió un golpe muy fuerte con su eliminación prematura ante Lanús. Tan violento que ni el blindado Ramón Díaz salió indemne del impacto. “Sé que estoy en deuda”, admitió el entrenador, cuyo futuro al frente del conjunto de Núñez no está tan claro como hasta hace unos días. El discurso de Díaz tras la derrota 3-1 ante Lanús resultó más que confuso y contradictorio. El entrenador elogió y criticó al hincha en cuestión de minutos, valoró el trabajo realizado y hasta aseguró que estaba orgulloso de sus jugadores, pero al mismo tiempo remarcó que se encontraban en deuda. “Sé que estoy en deuda. Sólo palabras de agradecimiento para la gente. La intención nuestra era pasar. Me siento orgulloso de estos jugadores, que entregaron todo”, dijo Díaz, pero casi de inmediato agregó: “A la gente la vi demasiado disconforme, vamos a dar lo mejor”.
Y por último completó: “Que la gente de River se quede tranquila. El fútbol tiene revancha. De estas frustraciones pueden salir cosas importantes”.
Lo cierto es que el resultado lo dejó tocado, porque esta vez no se salvó del incendio. Los hinchas pidieron en la cancha “que se vayan todos” y cantaron por David Trezeguet, el ídolo marginado por el técnico. Además, el nuevo contrato que Díaz firmó por dos años bajo la aprobación del presidente Daniel Passarella podrá rescindirse a partir de junio de 2014, sin tener que pagarle indemnización al hoy cuestionado entrenador. Su vínculo con River tiene una cláusula especial, según reconoció una fuente de la dirigencia a la agencia Télam, que indica que las autoridades que estén a cargo del club después de las elecciones de diciembre, a las que Passarella no se presentará, tendrán la potestad de rescindir el contrato de manera unilateral a partir del 30 de junio del año próximo, sin tener que pagarle al riojano los dos años y medio que faltan. Si el nuevo gobierno de River decide no contar con Díaz y despedirlo antes del 30 de junio, sí deberá abonarle los dos años de contrato.
La renovación del contrato de Díaz generó mucho malestar en el arco político de River, que no se opuso a la continuidad del riojano, pero sí criticó el apuro de Passarella, quien en ese momento aún tenía esperanzas de presentarse al acto eleccionario. Por otro lado, el vínculo del técnico hasta diciembre de 2016 aún no fue aprobado por la Comisión Directiva. Con el anuncio del actual presidente de no buscar la reelección y con el “fracaso” deportivo en las dos competencias de Díaz, el panorama para el entrenador es muy diferente y la aprobación del contrato en directiva no será de trámite fácil. El gobierno de Passarella perdió varios vocales titulares que renunciaron a la bancada oficialista y que, si llegan a votar en contra, ponen el contrato de Díaz sobre el límite del rechazo, lo que generaría un problema institucional debido a que el técnico y Passarella ya lo firmaron.
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