Sábado, 30 de noviembre de 2013 | Hoy
DEPORTES › RICARDO RODRIGUEZ, FLAMANTE ENTRENADOR DE ALL BOYS
El hombre que tiene una larga trayectoria en el ascenso, debutó en Primera División con un triunfo nada menos que en la cancha de Boca. “A los jugadores los encontré bastante caídos en la parte anímica, así que me puse el traje de psicólogo”, dijo.
Por Leonardo Castillo
Tras la salida de Julio César Falcioni como entrenador, los dirigentes de All Boys entendieron que su reemplazante debía ser un hombre de consenso, alguien que de entrada contara con el respaldo de los hinchas. Fue así que el presidente del club, Roberto Bugallo, se inclinó por Ricardo Rodríguez, un técnico que forjó su carrera en el fútbol de ascenso y que había dejado un buen recuerdo cuando dirigió al equipo en la B Nacional durante la temporada 1997/98, cuando estuvo muy cerca de lograr el pasaporte a la Primera División. El Negro asumió el compromiso y tuvo un debut soñado en la máxima categoría del fútbol argentino: victoria por 2-0 ante Boca en la Bombonera. “Hace tiempo que buscaba una oportunidad en Primera. Creo que me la merezco después de tantos años de trabajo. Siempre me sentí un laburante del fútbol bien jugado”, señaló en una charla con Página/12.
–¿Por qué los dirigentes lo eligieron para que dirigiera al equipo?
–Por lo que me dijo (Roberto) Bugallo hubo un pedido de los hinchas para que volviera. Se ve que aquel equipo que dirigí en 1997/98 quedó en la memoria de la gente. Este es un club donde se respeta una manera de jugar, con la que me siento identificado. Eso debe haber influido para que me dieran esta oportunidad. Y acá estoy.
–¿Qué les pidió a los jugadores cuando se hizo cargo del plantel?
–Los encontré bastante caídos en la parte anímica por el momento que atravesaban. Así que me propuse hablarles para levantarlos. Me puse el traje de psicólogo y les dije que confiaba en ellos y en la capacidad que tenían, es más, les aseguré que había asumido porque estaba convencido de la jerarquía individual y colectiva que tenía el grupo. Así que les pedí que no se olvidaran de jugar, que hicieran las cosas sencillas. Hicimos unas cuantas prácticas, salió todo más o menos bien y entramos a la cancha. Fue como conseguimos ganarle a Boca, muchos misterios no hubo.
–¿Entonces se trató de un debut soñado como técnico en la Primera División?
–La verdad que sí. Pero bueno, eso es lo lindo que tiene el fútbol. Se puede dar cualquier resultado, sobre todo cuando uno tiene confianza y sale convencido de que puede y sabe. El domingo vi que los muchachos se soltaron, creyeron en ellos. Y me regalaron un triunfo soñado. Jamás pensé que podía empezar dirigiendo en Primera ganando en la cancha de Boca. Significó una alegría enorme para mí. Una de las más grandes de mi carrera como entrenador.
–Los equipos que dirigió en los campeonatos de ascenso siempre apostaron a tratar bien la pelota y proponer. Ahora que está al frente de un plantel que debe luchar para mantener la categoría, ¿piensa apostar a la misma filosofía?
–Seguro que sí. Siempre quise jugar al fútbol y cuidar la pelota, tanto para atacar como para defender. Lo intenté hacer en el ascenso y es lo que pienso hacer ahora en Primera. Para mí, siempre se puede jugar bien, no importa en qué categoría se esté. Las convicciones no hay que dejarlas de lado nunca. Dirigí en la B Nacional, en la B Metropolitana y en la Primera C, y siempre busqué lo mismo. A veces me fue bien y otras no tanto, pero en todos lados aposté por una identidad basada en el buen juego.
–Dicen que ya no hay tanta diferencia entre la B Nacional y la Primera División. ¿Es realmente así?
–La B Nacional es un campeonato muy competitivo y largo. Con la llegada de River y ahora Independiente se jerarquizó, creció mucho. Pero no es igual que el de Primera. Sigue habiendo diferencias.
–¿Cuáles?
–La principal es que en Primera los errores no se perdonan. Si uno se equivoca la va a buscar adentro del arco. Es así de sencillo.
–¿Cree que se juega con mucha urgencia en el fútbol argentino?
–A veces hay demasiada presión, mucho apuro. Y creo que las cosas son más simples. Apuesto por lo sencillo. Quiero que el jugador se sienta cómodo y explote sus potencialidades. Si un futbolista se convierte en profesional es porque tiene condiciones, entonces quiero que las exhiba. A veces eso no pasa porque se juega a no jugar y salen partidos muy feos. Creo que tenemos que recuperar la esencia del potrero, cuando todos intentaban mostrarse.
–¿Con lo que tiene All Boys se puede salvar del descenso sin sufrir?
–De eso estoy convencido. Veremos a fin de año el tema de los refuerzos que se puedan sumar. Pero con lo que tenemos en este grupo podemos mantener la categoría e incluso soñar con algo más. Necesitamos un poco de tiempo para acomodarnos. Nada más.
–¿Cómo se imagina el partido con Newell’s?
–Ellos tendrán la necesidad de salir a buscar, y vamos a tratar de aprovechar los espacios que dejen para lastimarlos. Si estamos tranquilos, podemos hacerles daño. Igual será un compromiso difícil. Ellos son un muy buen equipo, juegan bien y si están ahí es por algo. Vamos a tratar de dar otra sorpresa.
–¿De qué forma se define?
–Soy un tipo humilde, que no se la cree y que por sobre todas las cosas apuesta por el fútbol. Si me apuran, digo que soy un laburante del fútbol bien jugado, que está disfrutando del mejor momento en su carrera.
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