Independiente ganó un partido que pintaba perdido y mantiene intactas sus ilusiones de ascenso. El equipo de Avellaneda, con goles de Federico Insúa y Sebastián Penco, le ganó 2-1 a Douglas Haig, que se había puesto en ventaja a través de Guillermo Etevenaux.

Con el margen reducido, Independiente tenía en claro que no le quedaba más alternativa que ganar para mantener sus ilusiones de ascenso. Sin embargo, en esa primera mitad, no pareció darse cuenta. Con mucha presión e intensidad, Douglas lo controló y hasta lo dominó. Con el argumento de buscar por la derecha a Etevenaux o tirarle pelotazos a Mazza, el conjunto pergaminense le provocaba muchos problemas al fondo visitante. De esa manera, Douglas tuvo dos ocasiones clarísimas para ponerse en ventaja. En la primera, Etevenaux habilitó perfecto a Orfano, que desde una posición inmejorable elevó el remate. Y luego, Mazza llegó al fondo y puso un centro perfecto para que Cuevas cabeceara afuera.

Muy poco cambió el desarrollo en la segunda mitad. Los de Pergamino seguían con su dominio y tuvieron su justo premio con un penal que Zapata le cometió a Mazza y Etevenaux convirtió con un tiro al medio del arco. Independiente lucía entregado, porque no tenía juego y ni siquiera luchaba en las pelotas divididas. Sin embargo, un grosero error de Oliveros tras una serie de rebotes determinó que todo cambiara en unos minutos. Por un lado, las modificaciones de De Felippe le dieron algo de frescura por las puntas, con Pisano por la derecha y Pizzini por la izquierda. Por otro, la entrada de Insúa –por el lesionado Parra– fue milagrosa: un gol en su primera pelota y una avivada para el segundo tanto, que terminó anotando Penco por el segundo palo.

De ahí hasta el final, Douglas volvió a la carga y tuvo sus ocasiones, como un cabezazo de Levato que rozó el travesaño y un disparo de Cabalucci que Rodríguez salvó al corner. Pero Independiente aguantó y mantuvo su ilusión.