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Guillermo Coria, David Nalbandian y Paola Suárez descansaron un día más y la organización del Abierto de Estados Unidos anunció este miércoles la posibilidad de alargar el torneo un día, a causa de la persistencia de la lluvia en Nueva York, en una jornada en que sólo se vieron diez minutos de juego, entre Kim Clijsters y Amelie Mauresmo.
Coria debía reanudar el partido por octavos de final que había comenzado a jugar el martes por la noche, y en el que le ganaba 6-2, 2-0 al sueco Jonas Bjorkman; Nalbandian debía jugar ante el suizo Roger Federer por la misma instancia, y la pergaminense Suárez se enfrentaba con Lindsay Davenport por los cuartos de final del cuadro femenino. Coria y Nalbandian entrenaron juntos en una cancha cubierta; el santafesino jugará hoy a primera hora si el clima mejora.
El martes, el tiempo sólo permitió que André Agassi avanzase a cuartos de final por abandono de su compatriota Taylor Dent, cuando el encuentro estaba 6-7 (5/7), 6-4, 7-5 a favor del tenista de Las Vegas, que espera al ganador de Coria y Bjorkman.
Ayer a la noche, los organizadores habían suspendido los casi 100 partidos programados y sólo se mantenían los duelos entre el belga Xavier Malisse y el norteamericano Andy Roddick, y entre el alemán Rainer Schuettler y el holandés Sjeng Schalken. Y aceptaron públicamente por primera vez la posibilidad de que el último Grand Slam de la temporada termine el lunes, un día más tarde de lo previsto, si hoy vuelve a llover.
La escena de las interrupciones por la lluvia se ha convertido en familiar en el tercer día consecutivo de mal tiempo en Nueva York, que sólo ha permitido celebrar tres partidos en 48 horas. “Es frustrante no poder ni siquiera entrenar”, aceptó Carlos Moyá.
Hasta ahora sólo se ha tratado de una llovizna, suficientemente duradera para poner en conflicto a la organización de este torneo dotado con 17 millones de dólares en premios, en el que el secado de las canchas (foto) corre a cargo de treinta voluntarios armados con toallas y unas máquinas que ya han estropeado dos veces una cancha perdiendo aceite.
El mal tiempo puso al descubierto las carencias de Flushing Meadows. “Es la peor programación que he visto en mi vida en un torneo del Grand Slam. Y todos los jugadores dicen lo mismo. Llevo en el circuito mucho tiempo y sé de qué hablo”, dijo Martina Navratilova, que a los 46 años juega dobles. “Los organizadores esperan a última hora de la tarde para advertir a los jugadores que tenían que jugar por la mañana que su partido ha sido postergado para el día siguiente. ¡Increíble!”
Flushing Meadows no dispone de lonas para cubrir las canchas y hace 20 años, recordó Navratilova, que se habla de instalar un techo corredizo en el court central, como en el Flinders Park de Melbourne. El presupuesto para la tarea es de al menos 100 millones de dólares.