Parece cosa juzgada: Alejandro Sabella le dirá que no a Julio Grondona y cerrará de esa manera su ciclo en la Selección Argentina, iniciado tres años atrás y coronado con el subcampeonato mundial; y esa comunicación oficial, para no terminar de impacientar al mandamás de la AFA, no debiera pasar de mañana. En ese panorama, al dirigente que la semana pasada había anunciado que no había “Plan B” para reemplazar a Sabella, no le faltan alternativas y ya le apareció un Plan P: José Néstor Pekerman.

El ex entrenador de la Selección entre 2004 y 2006 llevó a Colombia al Mundial y, gracias a la campaña que realizó el equipo, los dirigentes de la federación de ese país insistieron en más de una oportunidad en sentarse a negociar para renovarle el contrato, ofrecimientos que Pekerman declinó con elegancia, uno tras otro. En este caso, ya le habría hecho llegar al máximo nivel de la AFA su intención de dialogar sólo cuando Sabella confirme públicamente su decisión de no continuar en el equipo.

Pekerman, que renunció a su cargo tras la eliminación de Argentina en el Mundial 2006, sin que el equipo hubiera perdido un solo partido, antes de que Grondona pudiera ofrecerle continuidad, aparece como una alternativa tan viable como Gerardo Martino, el ex entrenador del Barcelona y de la selección de Paraguay en el Mundial 2010, y mejor posicionado que Diego Simeone, que está muy cómodo en el Atlético Madrid.

Otros nombres parecen haber quedado descartados de manera natural, como la autocandidatura de Ramón Angel Díaz, o de Miguel Russo –una debilidad de Grondona–, que prefiere mantenerse en Central. Resultó muy curioso que el hijo de Grondona, Humberto, anunciara su alejamiento de la carrera por el cargo, ya que sólo había sido considerado para hacerse cargo del equipo de manera interina para los próximos tres amistosos (ante Alemania, Brasil y Hong Kong). “No soy el sucesor de Sabella”, dijo Grondona (h), entrenador del Sub-20, a Radio América.

Mientras Pekerman entretiene a los dirigentes colombianos, su nominación tiene sentido en la medida en la que pueda elaborar un plan integral para los seleccionados argentinos, como ya hizo para el nivel juvenil a mediados de los ’90 con tanto éxito. La oferta incluiría el paquete de las selecciones menores.

Por otra parte, debería resolver algunos temas pendientes como, por ejemplo, su relación con Lionel Messi, a quien no volvió a tratar, salvo circunstancialmente, tras el Mundial 2006, en el que, en el partido decisivo ante Alemania, dejó al crack, por entonces una figura en ascenso, en el banco de suplentes. Por entonces, uno de sus jugadores predilectos era Carlos Tevez, quien ocho años más tarde continúa jugando en alto nivel. Sabella nunca explicó las razones por las cuales no convocó a Tevez al Mundial, aunque se acepta que fue debido a los problemas de relación entre Tevez y el plantel.