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A Mauricio Macri le sonríe el fútbol pero no la política. Si le otorgamos validez a la metáfora de que los dirigentes juegan cuando sus equipos ganan campeonatos, el ingeniero también acaba de perder un partido trascendente en los Tribunales. Porque sufrió un traspié, allí donde la consagrada táctica de Carlos Bianchi no pudo auxiliarlo. La suspensión de las elecciones en Boca que estaban previstas para hoy e iban a ungirlo como presidente por un nuevo período ha sido el segundo mazazo que recibe este año. Perseverante, la derrota en segunda vuelta ante Aníbal Ibarra por la Jefatura de Gobierno porteño no lo desalentó. Y creyó que sería reelecto sin dificultades. Pero no contaba con el fallo del juez en lo Civil Carlos Guillermo Frontera, quien dio lugar a una medida cautelar presentada por la agrupación que responde a Roberto Digón, el vicepresidente 3º y uno de sus adversarios internos. La resolución judicial abre un paréntesis que deja en suspenso una espinosa cuestión de fondo –la presentación de avales– y posterga para el 2004 una votación donde habrá que barajar y dar de nuevo.
Durante la semana que termina, en el club se avanzó en todos los preparativos necesarios para la elección. Una elección venida a menos y centrifugada por dos episodios trascendentes que cubrieron las portadas de los medios: el a-
ffaire legal de Carlos Tevez, Boca, la AFA y la FIFA, más el vigésimo título local conseguido el jueves 27 por el campeón de América. La estela que dejó esa vuelta olímpica que Macri siguió desde un palco en la cancha de Racing se disipó al día siguiente con el fallo del doctor Frontera. Se trata del mismo magistrado que prohibió a los medios de comunicación fotografiar y filmar a la bisnieta de Mirtha Legrand basándose en el derecho a la intimidad y que se pronunció contra la pesificación de los créditos pactados en dólares.
Digón había presentado una serie de medidas cautelares contra la reelección por segunda vez del ingeniero y los avales por el 10 por ciento del patrimonio neto que deben poseer quienes ansíen ser directivos de Boca. Una semana antes de la resolución dictada por el Juzgado Civil Nº 69, sin embargo, despotricaba contra la Justicia. Anteayer, su desazón se había transformado en alborozo (ver aparte). Cuando Macri enfilaba sin tropiezos hacia un plebiscito que pintaba favorable y hasta se animaba a sacar solicitadas en los diarios que reivindicaban los discriminatorios avales, sólo parecía que le torcería la muñeca un eventual dictamen de la Inspección General de Justicia (IGJ) contra el adelantamiento de los comicios.
Pero el martes 25, el doctor Ricardo Augusto Nissen, el inspector general de Justicia, rechazó una denuncia formulada por los integrantes de la agrupación La Bombonera, Pablo Abbatángelo, Claudio Giardino y Abel Andreoli. Los opositores a la actual conducción de Boca sostenían que se violaba “el artículo 1º del Reglamento General de Comicios” que estipula:”...la elección general de autoridades de la institución se celebrará cada cuatro años, en día sábado o domingo, durante la primera quincena de diciembre...” La IGJ no hizo lugar a la petición y juzgó que la intención del denunciante “implicaría la práctica de un exceso ritual” que conllevaba “una acción contra la voluntad social”.
Macri y Nissen se conocen desde hace por lo menos cuatro años. En 1999, cuando estaba en su apogeo la discusión sobre cómo convertir a los clubes en sociedades anónimas, el actual inspector de Justicia visitó en su despacho de La Bombonera al ingeniero Macri acompañado por los juristas Guillermo Ragazzi, Ernesto Martorell y Luis Porcelli, quienes lo interiorizaron de un proyecto que habían elaborado para la cartera de Justicia. No era otro que el auspiciado por el ministro de esa época, Raúl Granillo Ocampo. Y trataba de llevar a cabo lo que el ingeniero quiso y, no pudo, establecer en Boca: un anteproyecto como el que habían acordado el club y la multinacional ISL para la cesión de múltiples derechos comerciales a esta última, que quebró en Suiza tiempo después.
Como si se tratara de una norma no escrita, la judicialización de la política boquense, con sus sentencias a favor y en contra de oficialistas y opositores, guarda cierta analogía con lo que sucedía en el país durante el decenio menemista. Algunos enconados adversarios de Macri adhieren a esta teoría, aunque no se animan a expresarlo en público. Por el contrario, el arquitecto Abbatángelo, después de que se enteró del fallo de Frontera, afirmó: “En la Argentina comenzamos a ser iguales ante la ley. Parece que se acabaron las prebendas para los poderosos de siempre. La resolución de la Justicia civil es una reivindicación a nuestra lucha, que nada tiene que ver con los oportunistas”. El referente de “La Bombonera” aprovechó así para apuntar en dos direcciones: la de Macri y la de un “oficialista despechado”, como llama a Digón.
La medida cautelar que suspendió la votación en Boca abre un abanico de posibilidades sobre el futuro institucional del club. Esas alternativas van desde la prórroga automática del mandato para el ingeniero por un período indeterminado hasta la hoy improbable intervención del club. Además, la resolución del juez Frontera, al no operar sobre las cuestiones de fondo, posterga indefinidamente los comicios bajo el actual estatuto (con la exigencia de avales) u otro nuevo (sin aquel requisito). Hoy, cuando Bianchi, sus muchachos y el público festejen el vigésimo título en una Bombonera colmada, todo lo contrario ocurrirá con las urnas. Permanecerán tan vacías como el gimnasio donde el presidente aspiraba a revalidar su mandato.
Ahora, el destino político de Macri será tan provisorio como el fallo que lo dejó zozobrando en el cargo.