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Ya nada causa sorpresa. Ni que un técnico se despida, ni que lo haga aún siendo campeón, o que diga adiós después de haber dirigido cinco fechas a su equipo. Durante el 2003, fueron 39 los entrenadores que dirigieron a los 20 equipos de Primera en los torneos de la AFA; algunos, a repetición, como José Omar Pastoriza, que condujo a Chacarita en la primera parte del año, y luego a Talleres en el reciente Apertura, para recalar ahora en Independiente. Se sabe desde hace años que el entrenador es el fusible de los equipos de Primera y los datos no hacen más que comprobarlo: sólo seis de los 18 clubes que jugaron los dos campeonatos de Primera durante el 2003, la tercera parte, conservaron su entrenador a lo largo de la temporada. Pero uno de ellos despide esta noche al suyo.
Que Boca haya sostenido a Carlos Bianchi toda la temporada no parece mérito alguno: los resultados de la temporada respaldan la decisión. Pero River ganó el torneo Clausura con Manuel Pellegrini y, sin embargo, el chileno dirigirá hoy su último partido: haber perdido la Libertadores (que ganó Boca), y no haberle podido ganar al tradicional rival los dos Superclásicos del año, sellaron su destino.
Jorge Burruchaga (en Arsenal), Carlos Ischia (en Vélez), Miguel Russo (en Central) y Héctor Veira (en Newell’s) también pasaron el año sin ser descabezados, aunque el Bambino no está en absoluto confirmado para la próxima temporada. Quilmes también sostuvo a su entrenador, Gustavo Alfaro, pero la primera parte del año jugó en la B Nacional.
Más abajo hubo movimientos a raudales. Independiente y Chacarita fueron los clubes que más movieron sus bancos: el equipo de Avellaneda arrancó con Américo Gallego, Guillermo Ríos hizo un interinato, Oscar Ruggeri llegó y se fue precedido en la polémica y Osvaldo Sosa sólo pudo dirigir dos meses; el 3 de enero, Pastoriza se hará cargo del plantel.
El propio Pastoriza había arrancado el año en Chacarita; luego lo sucedieron Carlos Babington, Oscar Manis y Néstor Craviotto, que ya fue dejado cesante; el equipo de San Martín no tiene aún técnico para la próxima temporada, pero uno de los candidatos es Osvaldo Sosa... que ya había dirigido a Lanús en el Clausura, antes de que Miguel Brindisi lo reemplazara en el Apertura.
Talleres también tuvo cuatro entrenadores en el año, pero uno de ellos, Luis Cubilla, se fue a poco de asumir no por los acuciantes resultados sino por una oferta superior. Cubilla había reemplazado a Sergio Batista, Mario Ballarino hizo un corto interinato y Pastoriza dirigió al equipo en el Apertura.
Al renunciar a Racing, Angel Cappa explicó que se precisa al menos un año para formar un buen equipo. Pero varios clubes de Primera utilizaron tres entrenadores para los dos torneos, a un promedio de cuatro meses o 13 fechas. Eso sucedió en Estudiantes, Gimnasia, Chicago, Olimpo y... Racing. Estudiantes tuvo a Oscar Malbernat, Carlos Bilardo y Carlos Pachamé; Gimnasia, a Carlos Ramacciotti, Mario Gómez y Carlos Griguol; en Chicago trabajaron Néstor Gorosito, Alberto Márcico (sólo seis fechas) y Patricio Hernández; en el equipo de Bahía entrenaron Julio Falcioni, Enzo Trossero y Roberto Marcos Saporiti; en Talleres, lo hicieron Sergio Batista, Luis Cubilla y Pastoriza; y en Racing, Emilio Commisso sucedió a Osvaldo Ardiles, antes que Cappa se hiciera cargo.
El resto permutó técnico con el cambio de torneo. San Lorenzo trocó a Gorosito por Rubén Insua; Lanús, a Miguel Brindisi por Sosa; Banfield, a Falcioni por Luis Garisto. Los dos equipos descendidos a mitad de año, Huracán y Unión, también cambiaron durante el transcurso del Clausura: Jorge Célico sucedió a Babington en el Globito, y Juan José López a Craviotto en el equipo santafesino. Rafaela, uno de los ascendidos, ya movió el banco: Osvaldo Piazza reemplazó a Oscar Blanco, con el que había logrado el campeonato. En Colón, Pablo Morant reemplazó a Edgardo Bauza sobre fin de año, pero no continuó: Francisco Maturana es la opción.
Los 39 entrenadores son en realidad 40 si se tiene en cuenta que, en el cierre del Clausura, Boca celebró la obtención de la Libertadores en la Bombonera mientras un equipo conformado por suplentes cumplía con el fixture jugando (y siendo goleado) ante Central: en el banco estaba sentado Oscar Regenhardt.