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Vélez tuvo inmejorable comienzo. Con una muestra de solvencia, efectividad y pinceladas de buen fútbol, el equipo de Carlos Ischia derrotó 3-0 a un deslucido Central en su debut en el Clausura. Con dos goles de Rolando Zárate, uno de penal, y otro de Santiago Bianchi, los locales redondearon una actuación brillante que llenó de ilusión a sus hinchas y a José Luis Chilavert, que vio y alentó a sus compañeros desde la platea. Como para que se decida a jugar también en el torneo local.
Este equipo de Vélez equilibrado, inteligente y profundo en nada se pareció al que decepcionó el martes último cuando debutó en la Copa Libertadores de América con un empate 1-1 como local ante el modesto Atlético Maracaibo de Venezuela. El trabajo de Jonás Gutiérrez en el sector derecho del mediocampo, más los aportes creativos de Marcelo Bravo y Pablo Batalla fueron determinantes para levantar el nivel de juego del conjunto dirigido por Ischia. La fórmula ofensiva también resultó clave, pues Zárate y Bianchi supieron valerse de los ostensibles errores que cometió la defensa rosarina.
La primera ventaja llegó mediante un penal que ejecutó Zárate tras una mano cometida por Papa en el área. A partir de allí, Vélez fue ganando confianza y se convirtió en claro dominador del partido. Una salida en falso del arquero Gaona le permitió a Bianchi, con un globito, aumentar una ventaja que estaba plenamente justificada por el desarrollo del juego. En el complemento, Vélez hizo pesar la diferencia y dispuso de espacios para liquidar las aspiraciones de su adversario. En una réplica por la izquierda, Zárate enganchó dos veces hacia adentro y definió con un derechazo cruzado y colocado, inatajable para cualquiera. Una auténtica joya. Central intentó el descuento pero no lo logró. El final encontró a los pibes de Vélez festejando una gran victoria, mostrando su esperanza de convertirse en protagonistas del Clausura. Y a Chila aplaudiéndolos desde la tribuna.