DEPORTES › LA SELECCION VENCIO A BRASIL
Y SE CLASIFICO AL MUNDIAL DE ALEMANIA
Fue la noche soñada de la Argentina
Con una actuación superlativa en el primer tiempo, con dos goles de Crespo y un zurdazo de Riquelme, con rendimientos individuales relevantes, el equipo nacional logró una clara victoria sobre Brasil, que descontó con un golazo de tiro libre de Roberto Carlos. La victoria metió a la Argentina en la Copa del Mundo.
Por Juan José Panno
Póngale que usted se va de vacaciones con toda la familia. El viaje es fenómeno, muy tranquilo, los peajes son baratos. Llega. Es un día de sol extraordinario, ideal para la playa. El hotel es hermoso, cómodo, con vista al mar. Las cosas andan bárbaro con su señora y los pibes se divierten como nunca. Va la ruleta y gana grosso. Los primeros diez días son extraordinarios, únicos, inolvidables. En los últimos dos días se nubla un poco, su mujer no consigue el pullover que quería, usted pierde unos mangos en la rula y los pibes son ponen un poco pesados. Pero en el viaje de vuelta, a la hora del balance, las imágenes más fuertes las que quedaran para siempre se parecen bastante a la felicidad. Veamos el álbum.
Aquí está Heinze anticipando, ahí está Riquelme cambiando maravillosamente de pierna, ahí está Lucho González metiendo el pase en profundidad y ahí está Crespo definiendo con un derechazo tremendo contra un palo para clavar el uno a cero. ¡Que bárbaro!
Las fotos son de colores brillantes. Brilla Lucho González, brilla el tándem Mascherano-Sorín como eje defensivo borrando de la cancha a Ronaldinho y Kaka.
Brilla Saviola, que tiene un cohete en el bolsillo trasero del pantaloncito y enloquece a Roberto Carlos y toda la defensa brasileña, brilla hasta deslumbrar un equipo que se agranda con el correr de los minutos ante otro que da señales de vida ofensivas, pero que atrás muestra desorientación, confusión, miedo rayano con el terror.
Hay una secuencia de fotos para poner en un marquito. Cae una pelota desde la estratósfera y Riquelme la baja de taco, se la deja a Mascherano y espera el pase que le llega de Lucho González. Entonces engancha, amaga, gambetea a Roque Junior y clava el zurdazo en un ángulo. Monumental como el estadio, como el grito que estalla, como el reconocimiento de todos.
Recuerdo de un tiempo feliz es la firmeza de la línea de fondo argentina, el toqueteo de algunos pasajes y el broche del primer tiempo con la avivada de Saviola para meter el centro al medio del área y la palomita de Crespo anticipando a Roque Junior. Tres a cero. Una diferencia clara, incuestionable. Argentina había mostrado una notable eficacia en ese primer tiempo (cuatro llegadas, tres goles) y Abbondanzieri había sido uno más de los 60 mil espectadores.
Cuando se nubló, cuando los días perdieron brillo, cuando Parreira lo metió a Renato por Robinho y paró mejor al equipo, cuando Argentina bajó demasiado rápido la cortina, cuando los brasileños empezaron a mostrar algo de su talento, los defensores argentinos tuvieron que jugarse la vida en cada pelota dividida para sostener la victoria.
Descontó Roberto Carlos con un tiro libre impresionante que dejó parado al Pato y casi mete el segundo Adriano en un tiro que devolvió el palo, pero nada cortó la alegría de la clasificación conseguida frente a Brasil, nada cambiará la sensación de un rato de felicidad plena.