EL PAíS › PROHIBIO INMIGRAR A JUDIOS DURANTE LA GUERRA
La Circular 11 fue derogada
En un acto simbólico, el Gobierno derogó la orden secreta de 1938 que prohibió dar visas a “indeseables”. El futuro de la Ceana.
Por Sergio Kiernan
En un acto simbólico, el Gobierno derogó ayer un documento que prohibió antes y durante la Segunda Guerra Mundial la llegada de refugiados políticos y de judíos al país. Se trata de la Circular 11, una orden secreta emitida en 1938 por el canciller José María Cantilo para que los cónsules negaran cualquier tipo de visa “a toda persona que fundadamente se considere que abandona su país como indeseable o expulsado, cualquiera sea el motivo de su expulsión”, de cualquier nación europea.
La ceremonia fue en la Casa Rosada y a la mesa se sentaron el presidente Néstor Kirchner, el ministro del Interior, Aníbal Fernández, y el de Relaciones Exteriores, Rafael Bielsa, que firmó la orden de anulación. Como invitados especiales estaban la investigadora Beatriz Gurevich, que descubrió la única copia de la Circular que no fue destruida, en el archivo de nuestra embajada en Estocolmo, y el periodista Uki Goñi, que la difundió en su libro La auténtica Odessa, un estudio sobre la llegada de criminales de guerra nazis al país. También estaba Natalio Wengrower, vicepresidente de la Fundación Raoul Wallenberg, que, junto al Centro Simon Wiesenthal, a Gurevich y a Goñi, llevó adelante por meses una campaña para derogar la circular.
La derogación de la Circular 11 sigue de cerca la remoción, la semana pasada, de una placa en el hall de la Cancillería que homenajeaba a diplomáticos argentinos que supuestamente habían salvado a judíos durante la guerra. Esta lista de “hombres justos” incluía a varios embajadores y cónsules que se limitaron a asistir a argentinos atrapados en la guerra y a Luis H. Irigoyen, encargado de la embajada en Berlín en los primeros años cuarenta. Irigoyen, un fascista abierto y público, no sólo no se dedicó a salvar vidas, sino que se negó a evacuar a cien argentinos judíos capturados por los nazis. Los alemanes no querían ejecutarlos para mantener buenas relaciones con nuestro país y pidieron a la embajada repetidamente que los sacara de la Europa ocupada. Irigoyen hasta negó que fueran compatriotas y los cien terminaron en campos de exterminio.
En su discurso, Wengrower señaló que la orden secreta costó “incontables vidas, nunca sabremos cuántas”, de perseguidos que no pudieron salir de Europa. Goñi explicó que la Circular era “un secreto de familia”, ya que su abuelo Santos Goñi, diplomático de carrera, la había aplicado, por lo que el acto de ayer tenía para él un valor especial. Para el periodista, publicar la orden de Cantilo y abolirla era sacar a luz, por fin, uno “de los tantos secretos de este país”.
La remoción de la placa y los meses que se tardó en decidir el acto simbólico de ayer determinaron el fin del contrato de Ignacio Klich, cabeza de la Ceana, la comisión creada por Carlos Menem para investigar las actividades nazis en Argentina y asesorar al gobierno en estos temas. Klich recibió de Gurevich una copia de la circular en 1998, pero el documento sólo fue conocido por el libro de Goñi, años después. A fin de mes, Klich deberá dejar su oficina en la Cancillería y el futuro de la Ceana, según el ministro Fernández, “será revisado”, porque “hay que ver para qué sirve esa comisión, qué hace y qué utilidad tiene”.