DEPORTES › EL CALOR BAJO DE LAS TRIBUNAS COLMADAS
Postales de una velada triunfal
Por Adrián De Benedictis
La fría noche de ayer comenzó a elevar su temperatura desde mucho antes de que se iniciara el partido. La gran demanda de entradas hizo que el estadio Monumental se mostrara colmado, y el público fue exteriorizando sus sensaciones a lo largo del encuentro. Cuando ni siquiera habían salido los equipos a la cancha, la mayor ovación fue para Juan Román Riquelme, mientras su nombre era anunciado por los altoparlantes. La hostilidad hacia los brasileños se intensificó durante la entonación de su himno, con algunos silbidos desde lo alto de las tribunas, y con una bandera alusiva a la historia de Branco y el bidón en Italia ’90. Igualmente, los hinchas en ningún momento hicieron referencias de tono racista, luego del episodio protagonizado por Grafite y Desábato, allá en San Pablo.
Una explosión se produjo con el gol de Crespo, cuando apenas habían pasado tres minutos, y de esa manera el calor se apoderó de toda la cancha. Pero sin duda, la gran ebullición en el estadio se concretó exactamente a los 18 minutos, luego de que Riquelme convirtiera el segundo gol, después de una gran jugada individual.
Con el tercer tanto argentino el delirio fue total, y cerca de tres mil fanáticos brasileños ya no tenían ánimo para imaginar la reacción de sus jugadores. El desarrollo del segundo tiempo sirvió para que el idilio de la gente con el conjunto nacional continúe creciendo, luego de tres meses desde la última presentación como local.
El final fue uno de los mejores de la historia. Argentina se aseguraba un lugar en el próximo Campeonato Mundial, a partir de una clara victoria ante su clásico rival.