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Una defensa sofocante, que se encargó de anular a Tim Duncan y Emanuel Ginóbili, y una asombrosa efectividad en ataque, sobre todo en contragolpe, le sirvieron a Detroit Pistons para aplastar 102-71 a San Antonio y colocar 2-2 la serie final de la NBA. El domingo se volverán a ver las caras, otra vez en el Auburn Hills. Ginóbili terminó con 12 puntos (3-4 dobles, 1-5 triples y 3-4 libres), cuatro rebotes, tres asistencias, un robo, una tapa y dos pérdidas en los 33 minutos que permaneció en la cancha.
El comienzo del partido mostró una continuidad de lo que se había visto en el tercer juego. La asfixiante defensa de Detroit, con Ben Wallace como abanderado, ahogaba a San Antonio, que no podía tener acceso al tablero rival y cada vez que lo intentaba perdía la pelota. De esa manera, los Pistons recuperaban rápido, sin necesidad de pelear un rebote, y salían para anotar puntos sencillos en contragolpe. Para tratar de contrarrestar ese inconveniente, San Antonio apostaba por el tiro externo, pero apenas el primer lanzamiento de Ginóbili y uno de Udrih encontraron la red de Detroit. Sin efectividad desde afuera y con los caminos al aro cerrados, San Antonio atacaba como podía, ante un equipo que se sentía cada vez más cómodo. La mejor muestra de cómo era el partido la daba la planilla del bahiense: 1-4 triples, sin intentos de dobles ni libres, con apenas una asistencia y dos pérdidas.
Una ráfaga de Udrih pareció que ponía a los visitantes en partido, pero una racha de 14-0 de parte de Detroit, que se inició con un triple de Rasheed Wallace en el último segundo del primer cuarto, significó que la diferencia se estirara a 17 unidades. Popovich apeló a los suplentes y encontró algunas respuestas en Devin Brown, pero el mejor andar de conjunto de los locales seguía marcando el desarrollo. Además, Billups dominaba a cada uno de sus marcadores y repartía el juego, por lo que los Pistons siempre encontraban un buen tiro, ya se abierto o bajo el canasto. Además, Ben Wallace seguía dominante en la pintura, más allá del esfuerzo solitario de Tim Duncan. Recién sobre el final del primer tiempo, Ginóbili forzó un par de faltas con su penetraciones, que sirvieron para que San Antonio levantara el ánimo.
Con un Ginóbili más activo, San Antonio amagó poder ilusionarse con la remontada. Sin embargo, Detroit, con las mismas armas del primer tiempo, ya que siguió con la defensa al límite y definiendo en contraataque, la desactivó rápido. Billups y luego Hunter se aprovechaban del flojo partido de Parker, tanto en defensa como en ataque, para jugar y hacer jugar. Entonces, la diferencia no decrecía y rondaba los 20 puntos. Así se llegó a un cierre tranquilo para el vencedor.