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La FIFA no pierde sus vicios, ni cambiará de presidente. Todo indica que, con las primeras horas de la mañana en Buenos Aires y cuando a Seúl la invada la noche del miércoles (nos separan doce horas de diferencia), Joseph Blatter seguirá en su sitio. El líder de la hermandad futbolística a escala global habrá derrotado al ignoto Issa Hayatou, quien en un último esfuerzo para destronarlo acusó al suizo de ganarse el apoyo de Roger Milla –el camerunés que jugó el Mundial de EE.UU. a los 42 años– a cambio de una dádiva de 15 mil dólares. Esta instantánea de la desvergüenza ha convertido al Congreso que finaliza hoy en Corea en un grosero desfile de imputaciones referidas a sobornos y negocios turbios.
Si, como se espera, Blatter es reelegido por un nuevo período de cuatro años, aquello que sostenía Eduardo Deluca –el secretario general de la Confederación Sudamericana– se habrá hecho realidad: “Un cálculo pesimista le da 120 votos, que incluyen los 48 de América”. Son 204 las asociaciones que pueden votar, por ende, el actual presidente ganaría con un margen más holgado que en el Congreso de Francia ‘98 (111 votos a 80). Los enemigos más enconados del suizo, su compatriota Michel Zen-Ruffinen, el sueco Lenart Johansson, el italiano Antonio Matarrese y el propio Hayatou, ante el fracaso político y la consolidación de Blatter, deberán barajar y dar de nuevo. Sobre todo el primero, quien le debe al presidente su ascendente carrera en la FIFA.
En la vereda triunfal quedará, sospechado pero indemne en su derrotero de dirigente internacional, el argentino Julio Grondona. Nuestro vitalicio presidente de la AFA, vicepresidente de la FIFA y titular de su estratégica comisión de finanzas, había sido acusado como el suizo de poner en peligro a la poderosa multinacional futbolística. .Ya no ve, no siente, no habla., dijo Matarrese de él hace 48 horas. Sin embargo, don Julio, mantuvo un desusado perfil bajo en esta contienda.
Así, las respuestas a las denuncias corrieron por cuenta de Blatter, inclusive las que involucraban a Grondona como responsable del área financiera. En una aclaración de 32 páginas que la FIFA difundió en su página web, el máximo dirigente del fútbol mundial contestó una a una las imputaciones que le formuló Zen-Ruffinen. El texto es un glosario de casos donde se mencionan sobornos, tráfico de influencias, contrataciones sospechosas y supuestos malos negocios.
El suizo recuerda allí que fue demandado penalmente en Zurich el 10 de mayo (por Hayatou y otros dos miembros del Comité Ejecutivo) y, además, reivindica su papel ante la quiebra de la compañía ISL, en la recuperación de un seguro para la Copa Mundial que empezará dentro de dos días y en el salvataje de los derechos televisivos tras la insolvencia declarada del grupo alemán Kirch. También refuta a Zen-Ruffinen, quien sostiene que la FIFA ha perdido 800 millones de francos suizos.
El largo informe a manera de descargo que redactó Blatter hace constar que Joao Havelange, cobró 30 mil dólares por adelantado el 5 de septiembre de 2001, como presidente honorario de la FIFA; que Zen-Ruffinen disponía de tres vehículos Mercedes Benz para su uso particular otorgados por la federación; que se concedió la organización de los viajes internos durante el Mundial Sub 17, en Trinidad y Tobago, a la agencia de Turismo de Jack Warner, el triniteño presidente de la Concacaf; que ISL había desviado pagos de la cadena brasileña TV Globo a una cuenta secreta y que un ex árbitro, el africano Lucien Bouchardeau, extorsionó a la FIFA con denunciar fraudes en competiciones de su continente y, a cambio, recibió 25.000 dólares del propio Blatter con carácter “sentimental”, ya que lo había conmovido al relatarle su situación de ruina.
Estas son algunas de las muestras gratis que arroja la extensa carta firmada por el presidente de la FIFA el 17 de este mes. Desde la lejanaAsia a la próspera Europa, pasando por una América desigual y el Africa postergado, algo huele a podrido y no es precisamente en la Dinamarca de Hamlet.