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Estados Unidos consiguió ayer un triunfo significativo ante México, por 2-0 con goles de Brian McBride y Landon Donovan, y se convirtió en otro de los ocho mejores seleccionados del Mundial, al pasar a los cuartos de final, donde el viernes deberá enfrentarse con los alemanes en
Ulsán. La hazaña de los estadounidenses, que no eran a priori favoritos, fue festejada por el presidente George Bush, quien antes del partido se comunicó telefónicamente con los futbolistas en Corea para desearles suerte; lo mismo había hecho con el presidente de México, Vicente Fox. Los simpatizantes y la prensa estadounidenses también se animaron con la victoria en el superclásico: “Estados Unidos avanza en el mundo”, tituló The Washington Post en su edición especial.
El planteo de Estados Unidos se dejó ver enseguida: esperar y salir de contraataque. México se encontró con la posibilidad de manejar el encuentro, pero a diferencia de como lo había hecho en los cotejos de la fase preliminar esta vez careció de ideas claras para imponer su dominio; lo que finalmente le costó la eliminación en octavos, al igual que en Francia ‘98. La falta de precisión de los mexicanos y las claras dificultades para superar la defensa rival, dejaron al equipo de Javier Aguirre demasiado expuesto en las réplicas.
Precisamente en un contraataque iniciado por Claudio Reyna por la derecha, quien descargó para Donovan, le permitió a McBride superar con un remate corto al arquero Oscar Pérez y poner el 1-0, recién a los 8 minutos. Tras el gol, el árbitro portugués Vitor Melo Pereira se comió un penal en favor de los mexicanos, cuando John O’Brien rechazó con la mano un centro. La sorpresiva desventaja llevó a Aguirre al campo de las variantes –sacó a Ramón Morales y puso al Pájaro Hernández promediando la primera etapa–, que no dieron el resultado esperado.
Recién en el complemento, con Braulio Lima en la cancha, los mexicanos volvieron a generar peligro en el área del arquero Brad Friedel. La sumatoria de hombres en ataque volvió a jugarle una mala pasada a los Tri, ya que los hombres del conjunto de Bruce Arena supieron aprovechar al máximo los espacios cedidos y volvieron a encontrarse con el gol, a través de un cabezazo de Donovan, a los 65.
Lo que siguió fue, más que nada, la desesperación de México, que terminó con un hombre menos por la expulsión de Rafael Márquez, por una durísima entrada a Cobi Jones. “El gol nos tomó fríos y nos dejó en desventaja e incluso en nuestros intentos de empatar nos hizo vulnerables en la defensa”, explicó Márquez tras el partido. Por su parte, el entrenador Aguirre comentó: “La eliminación me deja una enorme tristeza por el esfuerzo de los jugadores y porque supondría una oportunidad histórica de meternos entre los ocho mejores”.
Si bien Arena no quiso ocultar su alegría por la victoria, fue expeditivo y comenzó a hablar de la candidata Alemania, el próximo rival. “Es un gran día para el fútbol de Estados Unidos”, dijo el técnico, y agregó: “Ahora viene Alemania, un oponente muy difícil, pero creo que cuando llegue el viernes nuestro equipo estará listo”.
Los festejos por el triunfo estadounidense alcanzaron al propio Bush, quien, según trascendió, no siguió el desarrollo del encuentro en vivo. “El presidente está muy animado por la excelente actuación y victoria sobre México”, manifestó Scott McClellan, vocero de la Casa Blanca.