Por primera vez en su historia, que es centenaria y está llena de alegrías, pero también de frustraciones, Platense gritó ¡Campeón! Con el empate 2-2 frente al descendido Laferrere, obtuvo el título del torneo de la Primera B y, lo más importante, consiguió el ansiado ascenso a la Primera B Nacional. Título y ascenso son el premio a la regularidad, al trabajo serio de un equipo que, si bien es cierto que no brilló en todo el torneo, apostó siempre por el juego, con la ilusión por delante de subir escalones para volver cuanto antes a Primera.

Fueron muchas las frustraciones y vertiginosa la caída. Y espantosa la sucesión de desaciertos: dirigentes sin visión, barras apoderándose del club, en fin. Platense, sus hinchas, sus socios, buscaron cambiar la historia, sin escatimar esfuerzos, poniendo los intereses del club por arriba

de todo. Y lo consiguieron.

Estuvo cerca de lograr el ascenso en la temporada 2004/2005, en el año del centenario que, dicho sea de paso, fue una verdadera fiesta popular. Después de quedar segundo en la tabla general, accedió a una Promoción frente a Chacarita. La desventaja deportiva aniquiló el sueño Marrón, más allá del penal que Martín Madrid estrelló en un poste.

Pero el equipo del Tano Stagliano no bajó los brazos, no se entregó y volvió a dar que hablar en esta temporada. Se fue el Tano, llegó Eduardo Grecco y Platense siguió dando pelea. Se mantuvo a tiro de Temperley, concentrado en lo suyo, hasta que pudo alcanzar la punta. Y la defendió con el mismo ahínco con que el calamar se defiende de sus cazadores para concretar un sueño largamente esperado.

¡Platense Campeón! Quién lo diría. Hasta mi viejo saltaría de alegría, como el Polaco o Rivero, es decir, los que hoy no están, pero estuvieron siempre, alentando, queriendo al Marrón, sufriéndolo. Que esta gran alegría no se corte acá, que Tense siga apostando al fútbol y que continúe escalando, hasta encontrar el camino de vuelta a su verdadera casa.